Capítulo 1

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—¡Hayley!—gritaron abajo.

Algo que me molestaba demasiado es que me despertaran y era algo que ahora estaba haciendo mamá.

—¡Cinco minutos más!—exclamé, cubriéndome la cabeza con una almohada.

Pero al parecer mi mamá no me escuchó, o no quiso hacerlo, ya que abrió la puerta y entró a mi habitación quitándome la almohada de la cabeza.

—¡No! Ya es muy tarde y tienes muchas cosas que hacer antes de irte; además, el desayuno ya está listo—mencionó abriendo las cortinas de las ventanas y del balcón.

—Pero mamá, es sábado—encendí mi teléfono para ver la hora— y son las siete de la mañana, aún es muy temprano, así que dormiré un poco más—tomé las sábanas de mi cama y las subí hasta mi cabeza.

—¡Hayley Marjorie Miller Smith! —con solo escuchar mi nombre completo, inmediatamente quité las sábanas de mi cabeza, abrí mis ojos y la miré, estaba cruzada de brazos y sus ojos azules me miraban fijamente—. Iré a hacer una llamada y espero verte en la mesa en diez minutos. ¿Entendido?

—Sí, mamá—hablé derrotada, no tenía otra opción que obedecer, no quería recibir un regaño por parte suya. Estaba más nerviosa por mi mudanza que yo misma.

Era pocas las veces cuando mi mamá pronunciaba mi nombre completo y cuando lo hacía era porque realmente estaba enojada o estaba en problemas, así que corrí al baño, lave mis dientes y mi cara, mi cabello me caía por los hombros, ya estaba muy largo, así que lo recogí en una coleta alta, tomé mi teléfono y me dirigí a la mesa.

—Buenos días, cariño—habló papá. Estaba sentado leyendo el periódico con su taza de café a un lado, lucía un traje de color negro, con una camisa azul de botones y su cabello oscuro estaba perfectamente peinado hacia atrás.

—Buenos días—lo saludé sentándome a un lado de él.

—Te tengo una sorpresa—dobló el periódico por la mitad y dejó a un lado. Sus ojos azules me miraron directamente, y me dedicó una gran sonrisa, dejando ver sus hoyuelos.

—¿En serio? ¿Y qué es?—pregunté emocionada.

—¿Sorpresa?— Mamá llegó a la mesa y saludó a papá con un beso corto en los labios.

—Sí, es un regalo que le compré a Hayley, pero llegará más tarde — papá me guiñó un ojo.

—¿Y podemos saber qué es?—mi madre insistió en saber.

—No, es una sorpresa— negó con la cabeza mirándola. Conociéndolo, sabía que la única razón para que no le haya contado lo que planeaba era porque a ella no le gustaría. Ellos solían contarse todo.

—Bueno, en ese caso Hayley termina de desayunar y ve a cambiarte, que tenemos muchas cosas que hacer—me ordenó mamá bebiendo un sorbo del café de papá.

Asentí. Terminé de desayunar y subí a mi habitación, donde ya se encontraban las trabajadoras domésticas, que estaban limpiando y acomodando la ropa.

—Buenos días—les dediqué una sonrisa y fui al baño.

Tomé una ducha rápida y me lavé los dientes de nuevo. Me coloqué una toalla alrededor de mi cuerpo, me di cuenta de que las trabajadoras ya habían terminado, fui a mi closet y decidí ponerme unos pantalones negros y una blusa blanca sencilla, me cepillé el cabello y lo dejé suelto, para que se secara.

Bajé las escaleras hasta la sala donde ya se encontraba mamá. Lucía un vestido color azul cielo que le llegaba debajo de las rodillas y combinaba con sus ojos. Se le ajustaba a su cuerpo resaltando sus curvas y su cabello cobrizo estaba perfectamente alaciado y peinado.

Nuestro Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora