Capítulo 9

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—¿Te ocurre algo? —me preguntó Emma cuando llegamos al departamento.

—No.

—No hablaste mucho en el camino...

La corté, antes de que terminara: —Estoy algo cansada.

Le di la espalda y comencé a caminar hacia mi habitación, pero antes de llegar al pasillo habló: —Lo que pasó antes en la cafetería— se detuvo como si buscara las palabras adecuadas para lo que iba a decir.

 —¿A qué te refieres? — sabía perfectamente lo que intentaba decir, pero me hice como la que no para que no habláramos sobre el tema.

—Me encontré con Aarón antes de irme de la universidad y me ayudó con unas cosas que necesitaba, además se ofreció a llevarme y por agradecimiento le invité un café.

Respiré hondo, como la conocía bien, sabía por qué me lo decía. Razón número uno: El código de chicas, razón número dos: Quería que le contara cómo y dónde me encontré con Adrián, debían ser ambas.

—¿Sabes que no me tenías que explicar nada?

—Lo sé, pero no quería que se malinterpretaran las cosas—cambió de tema—.¿No crees que fue algo incómodo al inicio? — Sonreí, al menos, no era la única que lo pensaba. Mi sonrisa desapareció cuando continuó—: Aarón parecía celoso. ¿Ahora admitirás que tengo razón?

—Creo que deberías dejar de leer en aquella aplicación que me habías recomendado. ¿Cómo se llamaba? ¿Wattpad?

Me miró con cara de «qué graciosa».

—Lo digo en serio, Hayley.

—Yo también.

Estaba segura de lo que iba a preguntar y no me equivoqué—: ¿Te encontraste con Adrián en la cafetería?

—No—esperó que continuará—. Me lo encontré cerca de la universidad—le conté todo lo que pasó, excepto lo de la familia Davis.

Después de eso, me encerré en mi habitación y empecé a buscar los sobres que había recibido del desconocido. Los encontré todos y los dejé sobre mi cama junto con las notas adhesivas que había tomado de la pared de la cafetería; las miré por un buen rato.

¡Es la misma letra!

El desconocido había visitado la cafetería...

Ahora el problema que tenía era: ¿Cómo iba a avanzar? No tenía más información ni tampoco a quien preguntar; hablar con el desconocido no era una opción. ¿Qué tal si pasaba algo peor? No podía arriesgarme, aunque él tampoco me daba mucha información.

O tal vez había alguien que podría dármela sin que se diera cuenta, ¿funcionaría? Tal vez no, pero era la única idea que tenía y lo único que tenía que hacer para conseguirlo era ir al club de Owen.

Terminé de colocarme el labial y me dirigí al espejo de cuerpo completo para mirarme por última vez antes de salir.

Sonreí al verme, llevaba puesto un vestido rojo con lentejuelas que se ajustaba a mi cuerpo a la perfección, tenía tirantes finos, escote en V y espalda abierta. Mi cabello tenía hondas no tan marcadas de la mitad hacia abajo y mi maquillaje era sutil; lo que más resaltaba era el labial rojo. Salí hacia la sala donde me esperaba Emma.

Ella iba vestida con un vestido rosa fuerte que resaltaba su figura, lo combinó con unas zapatillas plateadas y un bolso negro.

El timbre del departamento sonó. —Creo que es para ti. Me iré para no interrumpirlos—me guiñó un ojo y se dirigió a su habitación.

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