Fue esa noche lluviosa, cuando por fin le había contado a alguien lo que me había pasado meses atrás. ¿Cómo reaccionó? Peter en todo momento se quedó en silencio, como si se hubiera quedado sin palabras, como si aquello le había sorprendido y asustado tanto que se quedó mudo. Su rostro era una combinación de horrorizado, preocupado y un poco de confusión. Al final sabía que tenía muchas preguntas, pero me dijo que era mejor que descansara.
¿Fue difícil? Claro que lo fue, era algo que no le había dicho ni a mi familia. Recordar todos esos momentos fue horrible, no había palabras para expresar cómo me sentía. Lloré desconsoladamente, mis manos no dejaban de temblar y mi corazón estaba alterado, como si esos momentos estuvieran pasando de nuevo. Tuve que detenerme algunas veces para poder tranquilizarme.
—Y ¿si está esperando a que salgas? Lo mejor es que pases la noche aquí—Fue lo que me dijo, sabía que lo decía por mi bien, además, ¿y si tenía razón? Si él seguía afuera...Acepté, era lo mejor, no podía arriesgarme.
Desperté por unos golpes que provenían de la puerta, hice a un lado las sábanas y salí de la cama con cuidado, ya que en el suelo, justamente a un lado de ella, estaba dormido Peter, parecía que estaba incómodo. Seguí hasta la puerta y la abrí.
—Hola, buenos días—me saludó alegremente una anciana.
Le sonreí—Buenos días.
—No sabía que el joven Peter tenía visita—se le escapa una sonrisa, su mirada baja por todo mi cuerpo y fue cuando entendí por qué lo decía.
La noche anterior había tomado una ducha, ya que estaba empapada por la lluvia y, según Peter, podría enfermarme. Él me había prestado una camiseta para que durmiera más cómoda, era de color gris y tenía a los personajes de Marvel. Me quedaba algo grande y me cubría la mayor parte de los muslos, como un vestido.
Sabía a dónde iba la conversación —¿Eres su novia? —preguntó la anciana.
—No, solo somos amigos—le aclaré, tratando de no sonar grosera.
—Puedes ser sincera conmigo—me guiñó un ojo.
—Solo somos amigos—le repetí.
—Lo entiendo, aunque no lo creas, yo también fui joven y sé lo que significa—me comentó—. ¿Hace mucho que ustedes dos se conocen?
—Hace unos meses—ya quería que esta conversación terminara.
—Los vecinos de aquí—habló en un tono más bajo, como si era algo que no debía decir—, dicen que el joven Peter es diferente.
Fruncí el ceño —¿A qué se refiere con diferente?
—Ya sabes... —susurró—de esas personas que no son normales.
—¿Normales? —no entendía nada.
—De las personas que no siguen la palabra de Dios—me explicó y levanté las cejas.
Suspiré con cansancio. —Con todo respeto, señora, no debería meterse en cosas que no le incumben.
—Yo no juzgo ni discrimino a nadie—se defendió—, pero ¿cómo es posible que las personas lo normalicen?
Respiré hondo, este tipo de personas hacía que mi poca paciencia desapareciera.—Señora, ya estamos en otros tiempos, las cosas cambian y no porque usted dice eso significa que tenga razón—¿por qué había personas con mentes tan cerradas?—. El amor es amor y es muy lindo para esconderlo.
—Cada quien tiene su opinión—me juzgó con la mirada
—Sí, y se tiene que respetar—afirmé y me importó poco la forma en que me viera.
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Nuestro Destino.
Teen Fiction¿Crees en el destino? ¿O la casualidad? ¿Pero qué es el destino? Es algo que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar, ¿todos estamos destinados a...