El reloj despertador empezó a sonar, sin abrir los ojos estiré mi mano y como pude lo apagué.
Cinco minutos más.
Pero no pasó ni un segundo cuando mi teléfono empezó a vibrar, de mala gana lo busco entre las almohadas y lo tomo. Cuando veo la pantalla entrecierro los ojos, ya que el brillo está muy alto, lo bajo y cuando lo hago puedo ver la hora: son las cuatro de la mañana, suspiro y sin muchas ganas salgo de la cama.
Era lunes ya había pasado casi dos días desde el evento que Elizabeth Davis había organizado, después de lo sucedido Stefan bajó de la tarima aún atónito y Elizabeth lo "explicó" diciendo que todo era mentira y que la persona que lo había hecho solo quería llamar la atención y arruinar el evento. Luego de eso nadie lo volvió a mencionar, era como si no hubiera pasado y lo más extraño fue que Stefan no volvió a aparecer.
Desde lo que pasó le envié varios mensajes al desconocido, pero nunca contestó y los de antes desaparecieron como arte de magia. Tenía muchas preguntas y sabía que la única persona que podía responderlas era él o ella, la única opción era esperar...
En mi closet tomé mi conjunto deportivo, me recogí el cabello en una coleta alta y salí de la habitación, pasé por la de Emma, su puerta estaba entreabierta y vi que aún dormía. Seguí hasta la cocina, me preparé un smoothie y tomé todo lo que necesitaba.
Cuando salí del edificio, me coloqué mis audífonos inalámbricos y comencé a caminar hacia mi destino, el cielo estaba estrellado, hacía algo de frío y las calles estaban vacías, sólo algunos autos pasaban de vez en cuando. Después de quince minutos llegué, tenía ventanas que desde afuera podías ver a las personas que estaban adentro y en el centro había un letrero de color neón que decía: Gimnasio.
Vi que solo había pocas personas, subí las escaleras hacia el segundo piso, empecé a hacer calentamiento y al concluir fui a la caminadora. En mi ciudad también acostumbraba a hacer ejercicio, así que ya tenía una rutina. Tomé agua y me sequé el sudor.
De regreso al departamento, iba a detenerme a comprar el desayuno para Emma y para mí, pero antes de que lo hiciera recibí un mensaje:
¿aún estás en el gimnasio?
Yo: No, estoy a unas calles.
Emma: Ok, apresúrate ya ordené el desayuno.
Llegué y me dirigí al ascensor, estaba por llegar y mire que alguien más también lo esperaba.
—Buenos días, Miller—me saludó Aarón en cuanto me vio.
—Buenos días—le dije con una sonrisa de boca cerrada.
Pensé que iba a decir algo más, pero no fue así. Esperamos el ascensor en silencio y cuando llegó hizo una señal con su mano para que subiera primero.
—¿Vienes de hacer ejercicio? —las puertas del elevador se cerraron.
—Sí
Me miró de arriba abajo y vi como en su rostro se formó una sonrisa lujuriosa. Entonces recordé lo que mi madre me había dicho la última vez.
—¿Fuiste tú el que avisó a mis padres lo que pasó con mi auto?
—Sí
—¿Por qué?
—Mis suegros tenían que enterarse, Miller—habló como si nada.
Giré para mirarlo—¿Suegros? —repetí. Él asintió divertido, solté una risa irónica—Sigue soñando, Aarón.
Su sonrisa se amplió más y sin decir más dio un paso hacia mí haciendo que yo retrocediera, hasta que mi espalda chocó con la fría pared del ascensor.
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Nuestro Destino.
Teen Fiction¿Crees en el destino? ¿O la casualidad? ¿Pero qué es el destino? Es algo que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar, ¿todos estamos destinados a...