Capítulo 18

1K 67 7
                                    

¿Qué pasó después? Peter salió gritando como loco y corriendo, tan deprisa que no tuve de otra que seguirlo, todo fue porque, según él, escuchó un ruido proveniente de la otra habitación, fuera de la propiedad, afirmó que no volvería ahí. Hora y media después se tragó sus palabras y nos encontrábamos entrando de nuevo. Luego de quejarse, negarse y hacer un berrinche, al final cedió sin mucha opción y nada convencido, lo que él no sabía es que yo podía ser más insistente y terca que él. Además de que por nada del mundo iba a estar sola.

La entrada hizo un chirrido, haciendo que el asustadizo de Peter diera un respingo—Solo es la puerta.

—Lo sé—su voz sonó temblorosa.

Estaba tan cerca de mí, que sentía su respiración en mi nuca—Eres un miedoso.

—No lo soy—me sostuvo del brazo cuando la madera del suelo crujió.

—¿No lo eres?

—No lo soy—repitió—tú lo eres.

—Claro que no—me defendí.

—Sí.

—que no.

—¿por qué estás temblando?

—claro que no, mentiroso.

—Terminemos con esto, antes de que se haga tarde—aparentó ser el valiente y dio pasos firmes.

—Miedoso—exclamé y reí.

Regresó—tú ve al segundo piso.

—¿Me lo estás ordenando? —fingí estar ofendida.

—Si—respondió—En esta situación yo sería Sherlock Holmes y tú el doctor Watson—mencionó entusiasmado

—¿Doctor Watson?

—¿John Watson? —trataba de que entendiera la referencia, negué —¿Es en serio? ¿No sabes quién es?

—No.

—¿Estás bromeando? —me quedé seria y obtuvo su respuesta—¿Amigo y confidente de Sherlock Holmes?

—Ni idea.

Abrió su boca dramáticamente—Ya no me hables—puse los ojos en blanco.

—¿Me dirás quién es, sí o no?

—Después resolveremos eso—me dejó claro—. Ahora en el primer cierre de la mochila encontrarás un radio, úsalo solo para emergencias.

Asentí y luego nos separamos, seguí las indicaciones de Peter y fui con piernas temblorosas hacia la escalera en forma de caracol, me sentía extraña como si no estuviéramos solos.

Él sabe que estamos aquí...

Recordé las palabras de Peter, sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, mentiría si dijera que no estaba asustada, alucé con mi teléfono el camino para no caer. Llegué y pude respirar de nuevo, me dispuse a encontrar un buen lugar para las cámaras, los lugares que se me ocurrían eran muy altos, suspiré, ¿por qué Peter me había dejado sola? Avancé hasta que encontré un pasillo oscuro y tenebroso, con ocho puertas, una más maltratada que otra; muy al fondo, reconocí el inicio de otras escaleras. ¿Había un tercer piso?

Pasé por todas las puertas e intenté abrirlas, pero ninguna cedió, era como si algo se lo estuviera impidiendo. Hice de todo y no pasó nada, bueno, excepto una, la última;esta, a diferencia de las demás, era mitad negra y el resto rosa y de manija dorada. El polvo invadió mis fosas nasales desde que di un paso dentro haciendo que tosiera. Me percaté rápido de dos camas individuales que estaban tendidas a la perfección, como si alguien viviera ahí. Era lo único en buenas condiciones; el resto estaba roto o maltratado por el tiempo.

Nuestro Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora