—¡¿Cómo lo supo?! — Peter estaba más que alterado, me miraba con ojos bien abiertos y lo entendía, pero por alguna razón no me sorprendió que lo supiera. Miró a nuestro alrededor como si lo buscara con la mirada. —Él está aquí, ¡¿cierto?! —intentó levantarse, pero lo detuve tomándolo del brazo.
—Peter, tienes que tranquilizarte. Nos están mirando—y no era mentira, las personas que estaban en la cafetería nos miraban con curiosidad.
—Hayley, ¡¿por qué estás tan tranquila?!
—No lo estoy—le aseguré—, por dentro me estaba muriendo del miedo y más porque ahora Peter estaba involucrado—, pero no es la primera vez que me pasa—, expliqué.
—Tienes que bloquear el número—sugirió—. No, mejor, debes cambiar de teléfono.
—Él siempre encuentra la manera de regresar—negó con la cabeza.
—Entonces encontraremos otra solución.
—Peter...
—No me digas que estás considerando... —esperó a que dijera algo—. Hayley, no, es peligroso. Prométeme que lo ignorarás—me pidió con desesperación.
—No puedo prometerte algo, que tal vez no vaya a cumplir.
—Hayley, ¡¿Te has vuelto loca?! —me gritó regañandome como un padre.
—Peter, tú mismo viste lo que envió—con solo recordarlo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo—. Si yo no voy, él vendrá...
—Pensaremos en algo—me aseguró tomándome de la mano.
—No, Peter—me solté, él no entendía—. No es tan sencillo. No debí involucrarte en primer lugar.
—Hayley, no es tu culpa, yo decidí ayudarte y no me arrepiento—me aseguró.
—Él no se detendrá, Peter.
Una sonrisa triste invadió sus labios, pero en sus ojos vi cierta lástima. Se acercó y me abrazó con fuerza. —Eres una increíble persona, no mereces pasar por todo esto —escuché su voz romperse. Se apartó y limpió una lágrima que caía. —¿Quieres un helado? Yo invito—sabía que lo hacía para intentar distraerme.
—Claro— nada me haría cambiar de opinión. No quería que esto se saliera de control como la última vez.
Al final terminamos yendo por un helado de yogurt, de los cuales puedes agregar los toppings que quieras. Todo el lugar estaba decorado de rosa, desde las paredes hasta los muebles. Era como si un unicornio hubiera vomitado ahí. El nombre: Pink Yogurt (hasta el nombre tenía el color). Lo sorprendente es que el yogurt no es rosa, ya sería demasiado. Aunque no era mi color favorito, el lugar es lindo, las personas muy amables y el helado estaba delicioso.
—Eres la primera persona que viene conmigo—comentó Peter—. Tal vez sea porque siempre vengo cuando estoy triste o cuando ya no sé qué hacer con mi vida—continuó—. Así que considérate especial—. Sonreí— Sé que no quieres hablar ahora sobre eso, pero ¿me puedes decir qué es lo que harás?
—Iré —le respondí mientras seguía comiendo mi helado, su rostro transmitía un «No lo hagas», por eso agregué—: No tengo otra opción.
—Siempre hay otra opción.
—Peter, ambos sabemos que en esto no lo hay—era la verdad, tenía que aceptarlo—.No quiero que nadie salga lastimado por mi culpa.
—Deja de ser tan negativa.
—No lo soy, no puedo ignorarlo y hacer como si no pasa nada—me estaba atormentando y hacerlo enojar no era una buena idea, no después de saber de lo que era capaz.
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Nuestro Destino.
Teen Fiction¿Crees en el destino? ¿O la casualidad? ¿Pero qué es el destino? Es algo que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar, ¿todos estamos destinados a...