Todo tenía una explicación:
Después de la fiesta, (la cual solo me había quedado una hora), cené algo ligero y fui a dormir. Debía estar preparada, dormí mis diez horas y en cuanto me desperté, tomé una ducha para quitar lo adormilada y me puse ropa para hacer ejercicio. Descansé lo suficiente como hacía tiempo no pasaba y estaba preparada. Salí a correr, ¿podía perderme por qué no conocía? Sí, pero me preocuparía por eso luego. Tampoco le avisé a nadie, ¿por qué? Quería un tiempo conmigo misma, para pensar y relajarme.
Tuve que detenerme para tomar aire, sentía mis mejillas ardiendo debido al aire frío; aun así, estaba sudando. Las personas me miraban sin disimulo, pero no me importaba. Tal vez no podía evitarlo, porque mis facciones eran muy distintas a las suyas y ni hablar de mi cabello rojo. Algunos de ellos me reconocieron por la competencia, me animé cuando me pidieron fotos, autógrafos y me deseaban suerte, me aseguraban que ganaría la apuesta.
Mientras iba de regreso, de repente sentí cómo alguien sujetó mi brazo con fuerza y me jalo hacia atrás.
—¿¡Estás ciega!? — El creído del capitán Kim estaba ahí, mirándome como si estuviera loca —pudiste haber muerto—acababa de salvarme de ser arrollada por un auto. No me di cuenta de que iba en dirección a una calle muy transitada—No me agradas, pero no por eso dejaré que te atropellen.
—¿Gracias? —Me solté de su agarre.
—De nada—sonrió con suficiencia—¿Saliste a correr? —Ve mi cuerpo descaradamente.
—No, vine a jugar.
—¿Quién sale a correr con este frío?
Lo miré feo—, por lo que veo tú no.
—¿Ya vas de regreso?
—Sí.
—Te acompaño.
—¿Por qué? — Me puse a la defensiva porque hace un momento me dijo que no le caía bien, bueno, a mí tampoco me cae bien, pero ese es otro tema.
—Sé que tampoco te agrado, pero podemos comenzar de nuevo, volver a intentarlo.
—¿Por qué? — repetí.
—No me gusta tener rencores con las personas con las que compito—era un cínico—y mucho menos a las que les gano.
—ibas tan bien—comencé a alejarme, ahora con precaución.
—No seas aguafiestas, Miller —fruncí el ceño cuando pasó su brazo por mis hombros, iba a apartarlo, pero me susurró al oído—: un hombre extraño te viene siguiendo—giré disimuladamente mi cabeza hacia atrás y no vi nadie, era un maldito mentiroso.
—¿Dónde?—Me tomó de la mano y me quedé con cara de: «¿Qué te pasa, viejo?» —¿Qué haces?
—¿No me digas que quieres enfrentarlo? —no le respondí, pero vio algo en mi rostro que le dio la respuesta—deja de hacerte la valiente, que puede ser un acosador.
—No es tu problema—solo alguien vino a mi mente, era mucha casualidad, ¿no? Me sujetaba de la mano con fuerza, según él, para que no cometiera una tontería, ¿desde cuándo se preocupaba por mí? ¿Eso era algo bueno o malo? — ¿Ya me sueltas?
Lo hizo, me alejé de él y se atravesó en mi camino—Espera.
—¿Ahora qué?
—Tengo hambre, ¿tú no? — Lo miré con cansancio.
—No.
—Podemos pedir comida e invitar al resto del equipo.
—No creo que mi equipo esté de acuerdo—, solo quería que dejara de molestar.
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Nuestro Destino.
Teen Fiction¿Crees en el destino? ¿O la casualidad? ¿Pero qué es el destino? Es algo que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar, ¿todos estamos destinados a...