Capítulo 23

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Desconocido.

Horas después...

—¡La capitana Miller ha vuelto! Todos festejaron hasta la cargaron en el aire. Sentía cómo mi sangre hervía del enojo. Ver a todos esos tocándola solo eran más motivos para que me deshiciera de sus mentados "amiguitos" Ella no me lo perdonaría, bueno, tampoco tenía que enterarse...

Controlate, controlate. Hazlo por ella.

Hayley Miller regresó y mejor que nunca. Llevaba un traje idéntico al que una vez su abuelo usó, ¿cómo lo sabía? Había hecho un buen trabajo cuando la investigué. Pero esta vez no era la primera que la vi de esta manera, tan feliz, entusiasmada y resplandeciente, sino en una de sus competencias; aún lo recuerdo como si fuera ayer.

Bajé del auto sin mucha opción, ya que casi me habían obligado a venir. Suspiré, ¿por qué tenía que venir? Ni siquiera me gustaba nada de esto. Entré al enorme lugar que estaba lleno de gente y muy iluminado. Seguí sin despegarme de las personas que me acompañaban, lo que pretendía hacer era sentarme a fingir que ponía atención y, si era posible, no socializar con absolutamente nadie.

—Me alegro mucho de que estén aquí—mencionó una mujer pelirroja que se acercó junto a un hombre de cabello oscuro—. Gracias por acompañarnos.

Frente a nosotros estaban: El señor y la señora Miller, pareja exitosa, atractiva, millonaria o billonaria, envidiados por unos y una inspiración para otros. Escuché cosas sobre ellos como todos, ¿Quién no los conocía? Era algo imposible, ya que salían en revistas, en la televisión, en pocas palabras, en todas partes. Quien no haya escuchado hablar de ellos, vivían bajo una roca.

Hablaron más con las personas que iban conmigo, debía reconocer que eran muy amables, parecían buenas personas, no como los que estaban a mi lado. Nos guiaron hasta una zona exclusiva en la planta alta del lugar donde se podía ver todo mucho mejor, por suerte ahí no había tanta gente.

Me acerqué al balcón ansioso, ya que era momento de que la estrella de la noche compitiera: Hayley Miller. La vi y la primera pregunta que apareció en mi mente fue: ¿Cómo le hacía esta familia para ser todos tan atractivos? Sus genes eran maravillosos.

La nombraron y apareció muy alegre sosteniendo su careta, todo el mundo gritaba su nombre y ella les sonreía y saludaba con la mano. Incluso algunos le lanzaban flores. Su belleza era diferente a la de cualquier otra mujer, su rostro inocente era como un ángel o una diosa, tenía tanta seguridad porque ella debía saber que llamaba la atención de cualquiera, era imposible que alguien no la viera. La elegancia emanaba de ella; sin embargo, en su cara había algo más que nadie más podía ver, solamente yo.

La maldad, lo oscuro. Ahora lo entendía, somos polos opuestos y lo que me atraía a ella era ese lado que le gustaba ocultar. Se notaba en la forma en que sonreía con picardía, ella podía tener al jodido mundo a sus pies y manejarlo a su antojo. Yo sería capaz de dárselo si ella me lo pidiera. Mis ojos bajan a su cuerpo y trato de respirar conteniéndome, su traje de esgrima se ciñe a ella de una manera que disfrutaría tanto quit...muerdo mi labio inferior sin dejar de mirarla e imaginando todo lo que podría hacerle.

—Sabes que no se fijará en ti, ¿verdad?

—¿De qué hablas? — aparté mi mirada de ella, aunque prefería seguir viéndola.

—Hayley, jamás se fijará en alguien como tú—aclaró de nuevo.

—Eso ya lo veremos—le di una palmada en el hombro.

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