El sonido de que la llamada ha terminado solo me demuestra una cosa: el tiempo está corriendo y que tengo que darme prisa antes de que ocurra cualquier desgracia. Me duele tanto el corazón que siento que en cualquier momento voy a colapsar. No me preocupo por nada, salto de la cama y lo más rápido que puedo voy hacia la salida. Tengo que ser cuidadosa en el proceso, ya que ella me ha pedido ir sola. Aún no comprendo por qué, hay tantas opciones que también pueden ayudarla.
Debo admitir que es extraño que ella me haya elegido para esto; están sus padres, Lucas, los Jones, pero ella decidió y confiaba en mí. No es que hayamos tenido la mejor relación y tampoco convivimos mucho tiempo. Claro, que apreciaba que todo esto fuera así, ya que si ella hubiera llamado a alguien más probablemente se haya armado un verdadero caos, pero no lo sé, todo esto, su llamada, el número desconocido... Me hacía pensar que ella a fuerzas me quería a mí y que había una razón detrás.
En el pasillo de las habitaciones me doy cuenta de que estoy descalza, me detengo y miro hacia atrás; solo voy a perder tiempo, pienso. Lo dejo así; no creo que me pase algo malo si me voy sin zapatos; sí, sin duda era mala idea, pero ya después me arrepentiré. Mientras corro entre la oscuridad del apartamento (en otras circunstancias hubiera encendido cada foco que hay aquí), me da cierto pánico esto; aún así continúo; mi intención no es despertar a nadie o todo se vendrá abajo.
No me imaginaba que algo podría salir mal hasta que choqué con Peter; ya estando en la puerta, estaba pálido y parece que tampoco podía dormir. Él muy asustadizo no pudo evitar gritar cuando me vio, lo hice callar y le cubrí la boca con mi mano.
—¿¡Qué haces despierto?! —le reclamo en un tono que solo él y yo escuchemos; no me responde y pone cara de cansancio, ya que no puede hablar por mi mano—¿Si quito mi mano te quedarás callado?
Asiente y no sé si creerle o no. De todos en el departamento, tengo que encontrarme con Peter; sí, que la suerte no estaba de mi lado. —¡¿Qué haces tú despierta?!
—Qué te importa —es la respuesta más sencilla para evitar problemas.
—Escuché como tus padres te dijeron que no salieras de tu habitación y durmieras—me recuerda—¿crees que estarán feliz si te ven aquí y que piensas salir?
—No lo sabrán y tú tampoco les dirás nada —lo amenazo con la mirada.
—No estés tan segura...
Es muy claro el sonido de una puerta abriéndose; nos quedamos congelados y a Peter se le fueron las palabras. Intercambiamos miradas como niños que se han portado mal. Hemos despertado a alguien, bueno, Peter lo ha hecho, todo es su culpa. Lo jalo conmigo hacia la isla de la cocina; nos escondemos detrás de ella mientras las luces se encienden. Rayos, me giro hacía el tonto a mi lado y le digo con señas que no haga ruido.
Él, muy valiente, lo intenta como si le divirtiera y lo pellizco. Suelta un grito ahogado de dolor y estoy dispuesta a golpearlo de nuevo, pero con lo que le hice es suficiente; ya no hace nada o es porque sabe que si habla, ambos nos meteremos en problemas. Por las voces reconozco que es mi madre. Solo esto me faltaba. Sin duda, el destino me estaba reteniendo para que no saliera; ya era mucha coincidencia tantos obstáculos.
—¿Ves lo que causaste? —le susurré con enojo. —Escúchame bien, saldrás, no dirás nada y harás que regrese a la cama, ¿lo entiendes?
—¿A dónde irás?
—No te interesa —esa era la verdad; él no debía involucrarse.
—No lo haré.
—Sí, sí lo harás—le dejo claro—No pienso discutir más, Peter. Haz lo que te digo y no hagas más preguntas, o si no... —lo veo a los ojos y me mira como si fuera otra persona; entiendo que me he pasado. Mis palabras no son las adecuadas y esto suena como una amenaza—es una situación delicada, que después te contaré.
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Nuestro Destino.
Teen Fiction¿Crees en el destino? ¿O la casualidad? ¿Pero qué es el destino? Es algo que está por encima de nosotros y que nos empuja hacia una sucesión inevitable de acontecimientos, de circunstancias de las que no podemos escapar, ¿todos estamos destinados a...