Capítulo 36

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Desconocido.

Deslizo el mouse en busca de las grabaciones que han guardado las cámaras de seguridad del hospital. Los portátiles frente a mí me muestran todo lo que ocurre sin necesidad de yo estar ahí, una de las ventajas de tener el control de todo. Bueno, si no lo tuviera, hackear el sistema tampoco sería difícil para mí; lo he hecho antes que no lo haga ahora. Es pan comido para una persona que hace esto desde niño; sí, manipular estas cosas era mi juego preferido; desde que tengo uso de razón es así; nunca fui como los otros que salían a jugar con sus amigos; siempre he sido diferente y mucho mejor que el resto. Todo el que me conocía se sorprendía de mi inteligencia; incluso en la escuela los profesores me llamaban superdotado y varias veces me adelantaron de año.

Mientras los otros perdían el tiempo, yo lo aprovechaba reforzando mis capacidades; pasaba día y noche frente a un portátil investigando y aprendiendo la realidad del mundo. La crueldad que todos ocultan y temen fue el primer paso para convertirme en lo que soy ahora. Desde una corta edad entendí que si no eres suficientemente fuerte, alguien más creerá que tiene el derecho de pisotearte y humillarte. Ya es cuestión de nosotros si lo permitimos o no.

Esa es la vil verdad, en este juego necesitas poder, si no no eres nadie, debes pensar solamente en ti y no, no es egoísta, ver por tu bienestar no lo es, porque al final lo único que tienes es a ti mismo y si tú no te ayudas nadie lo hará, puedes estar hundiéndote en la oscuridad y a las personas ni siquiera le interesará, esa es la realidad de la sociedad. Tuve que grabar bien en mi mente y entender que no hay tiempo para pensar en alguien más. Antes, ahora y siempre primero voy a estar yo; nunca estaría por debajo de nadie, aunque el mundo se esté yendo a la mierda. Si estoy bien, el resto no importa.

Bueno, ahora las cosas han cambiado; cierta pelirroja llegó y destrozó todo a su paso, apoderándose de mi corazón y mi mente, enseñándome que también puedo sentir esas emociones ridículas de las que todos hablan, experimentar lo que es estar "enamorado", aunque yo no considero que lo que siento por ella sea precisamente esas tonterías. Es diferente, lo sé. (No cualquiera estaría dispuesto a hacer lo que yo haría por Hayley). Ella ignoró completamente lo que yo pensaba y creía y ahora se posicionó como mi prioridad, por encima de mí, impresionante, ¿no? En poco tiempo lo logró y lo peor de todo es que no tuvo que hacer nada, solo existir.

¿Qué puedo decir? No puedo mentir, no estamos hablando de cualquier mujer; es Hayley Miller, no existe comparación, ni existirá; nadie es como ella y dudo que alguien pueda superarla. Además de su belleza, hay algo en ella que te deja hechizado y te hace querer más. Por ejemplo, en mi caso, la oscuridad que me atrajo pude verla en sus ojos azules desde el día que la conocí; ni su sonrisa de ángel, mucho menos su aura inocente, me engañó. En el centro de su iris hay una tonalidad de azul más oscuro, casi llegando a gris que parece irreal si la ves de cerca. Sus ojos se vuelven más intensos; sus pupilas se dilatan como si estuviera en un debate mental de lo que es correcto y lo que no.

Es fácil de leer, pero se ve que trata de ocultar lo que no quiere mostrarle a los demás, como nuestro último encuentro; Hayley no estaba asustadiza y parecía más confiada, y, lo que me dijo, nadie que la conociera se esperaría, ni creería que ella sería capaz de algo así. Mis intenciones eran explotar esa faceta de ella para contemplar hasta donde puede llegar. Lo descarté pensando que me equivocaba, pero ahora que Hayley misma por fin se ha atrevido a mostrarme como es en realidad, no me quedaré sin hacer nada, lo que lograríamos juntos... nadie nos podría detener.

Dejo el vaso de cristal que he estado sosteniendo todo este tiempo mientras observo lo que pasó en el hospital; cuando lo pongo a un lado, mi mano derecha en seguida me sirve más whisky. Lo tomo de nuevo y lo llevo a mis labios para darle un largo trago. A través de las pantallas frente a mí veo la habitación completa de cuidados intensivos, me acomodo en el respaldo de la silla de cuero donde estoy sentado y veo cada detalle que me muestra la cámara.

Nuestro Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora