Caprichos del destino

CAPÍTULO 1

- ¡Objeción! _ gritó el pelinegro llamando la atención de todos en la sala.

- Lo siento, lo siento, es que está nervioso, es solo eso _ dijo apenado el rubio relamíendose los labios _ señor juez ¿Podríamos tomar un receso? _ pidió con súplica.

- Bien, tomaremos un receso de quince minutos, hasta entonces se cierra la seción _ demandó de manera firmé.

El rubio expulsando pesadamente el aire contenido en sus pulmones llevó su vista hacia el pálido.

- Hablemos afuera _ demandó de manera sería. Seguido de eso empezó a caminar hacia la salida con un pálido siguiéndolo. Una vez afuera el rubio se detuvo dió la vuelta para encarar al pálido _ ¿¡que mierda creés que haces Min Yoongi!? _ escupió entre dientes _ ¿¡Crees que ésto es un puto juego o qué!? ¡Esa mujer está a punto de quitarte la mitad de las cosas que posees! Por un carajo Yoongi, pon de tu parte quieres _ claramente estaba molesto.

- ¿Ya? ¿Ya terminaste de carajearme? Mira Park, no entiendo porque te preocupas tanto, tú y yo sabemos que eres un excelente abogado, además que eres mi mejor amigo que hasta te confiaría mi vida _ dijo sonriente _ así que, entremos ahi y destruye a esa perra, y déjala en la calle, no quiero que se quede ni con un centavo mío ¿De acuerdo?

- Bien, como digas, pero no la cagues diciendo tonterías Min _ lo vio serio _ ya sabés, calladito y pisadito te ves más bonito _ dijo con una media sonrisa.

- ¿¡Park!?

- ¿¡Min!?

Ambos rieron, siempre se molestaban de ese modo.

- Ya entremos, que nos deben estar esperando _ habló el rubio empujando al contrario.

- Si vamos.

He inmediatamente entraron de vuelta al lugar donde se estaba realizando la audiencia.

Park Jimin, treinta y cinco años, abogado de profesión, que anda de cama en cama por lo cual no puede mantener una relación estable por mucho tiempo, y por esa razón actualmente soltero.

Min Yoongi, treinta y cinco años, arquitecto de profesión, se casó a los treinta años, los cuáles solo 3 los vivió de forma pacífica para luego los siguientes 2 empezar a odiar como nunca a la mujer que alguna vez quiso y que ahora se divorciaba de ella, y por esa razón estaría ya casi soltero.