Lloro por ti

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Lloro por ti





Harry miraba abstraído como dormía su Profesor, no podía creer que fuera el mismo con el que mantuvo discusión tras discusión por más de seis años. Ahora que lo notaba relajado e incluso con ese semblante sereno y sus finos labios sin fruncir, le veía hasta tierno. Con suavidad le acarició la cara retirándole algunos mechones de cabello y luego de rozar suavemente sus labios con los del Profesor, se recostó sobre su pecho sonriendo feliz.


No podía negarlo, así era como se sentía, inmensamente feliz, y le gustaba estar en esa posición, abrazándolo como si jamás quisiera dejarlo ir. Se negaba a pensar en otra cosa, sólo soñaba imaginándose con pasar su vida en esos brazos, convencido de que el tórax de Snape era la almohada más cómoda que había tenido en su vida.


Miró el reloj, era la una de la tarde, aún tenía mucho tiempo para tomar una siesta pero no quería hacerlo, prefería disfrutar cada segundo sintiendo el sube y baja de la respiración del ojinegro. Pero también quería que él despertara, quería ver sus ojos y quería volver a sentir sus manos sobre su cuerpo.


Sonrió travieso de imaginarse la mejor manera para conseguir que Severus abandonara su pacífico reposo. Y haciendo caminar sus dedos por todo lo largo del abdomen y hacia abajo supo que lo iba a conseguir muy pronto. Notó como la mirada verde del retrato le seguía pendiente de su travesura, Harry sólo ahogó una risilla colocándose un dedo sobre los labios para pedirle silencio, no importaba que sólo fueran ojos y no hablaran más que con la mirada, él se divertía con todo porque era feliz.


Severus emitió un gemido al sentir algo placentero y se removió algo en sus sueños. Harry no se detuvo y ansioso estrujó el miembro de Severus en su mano.


— ¡Potter! —exclamó Severus despertando al sentir el apretón—. ¿Qué haces?

— No diga nada... sólo déjeme seguir con esto ¿de acuerdo?


Severus asintió complacido y volvió a cerrar los ojos para sentir cómo Harry le masturbaba con suavidad mientras le besaba el cuello. Para Snape era la gloria sentir los dedos pequeños de Harry rodeándole, bombeando delicadamente hasta conseguir que se pusiera completamente duro y erguido.


— ¿Le gusta? —preguntó Harry realmente interesado por estarlo haciendo bien.

— No está nada mal, Potter... continúa.


Harry obedeció y siguió masajeando hasta conseguir una nueva eyaculación que humedeció su mano. Sonriendo con picardía, llevó sus dedos a su boca para saborear el producto de su hazaña. Severus le miró encantado y no dudó cuando el chico le acercó enseguida sus dedos para que también probara, quedaban pocos restos pero lo importante era el sabor de la piel de Harry por lo que introducía los dedos del chico a su boca por completo en una imagen que al ojiverde se le antojó como increíblemente sensual.


— Él no deja de mirarnos. —dijo Harry señalando el cuadro cuando su mano por fin fue liberada.

— Claro, su dueño es un pervertido.

— Bueno, usted es el dueño del cuadro. —refutó riendo divertido.

— Y usted es el dueño de esos ojos, señor Potter. —gruñó fingiendo molestarse.

— Profesor Snape, es un malhumorado ¡y eso que acaba de tener sexo!


Severus sonrió y abrazando al chico se dispuso a volver a dormir, pero Harry pujó a disgusto con esa idea y empezó a jugar con el cabello de Snape.


— No me vas a dejar dormir, ¿cierto?

— Eso es aburrido. Mejor platíqueme algo.

— Yo soy aburrido, Potter ¿es que no se había dado cuenta?

— No comparto esa opinión, creo que como espía y profesor, debe tener muchas cosas interesantes que contar.

— Como espía no puedo decirte nada, y como Profesor, sólo puedo hablar de la incompetencia de algunos de mis alumnos ¿te suena familiar eso?

— No. —respondió consiguiendo una pequeña risa de Severus, y Harry supo que le gustaría volver a escucharla siempre—. Cuénteme algo de usted, no del espía ni del profesor, sino del hombre.

— No creo que sea una buena idea.

— Por favor, quisiera saber algo que nadie sepa. —pidió sonriéndole, aunque enseguida se recostó sobre su pecho y su voz se tornó más seria—. Quiero saber que este día fue realmente especial.


Severus le levantó el rostro por el mentón para mirarle a los ojos mientras le hablaba y acariciaba sus mejillas.


— ¿Siempre eres tan hablador en la cama?


Harry se sonrojó ante esa pregunta y volvió a bajar el rostro escondiéndolo en el pecho de Severus, éste comprendió lo inoportuno de su pregunta, sabía que era la primera experiencia sexual del chico y probablemente necesitaba no sentirse sólo usado.


— Potter... —le dijo acariciando suavemente su espalda desnuda—... esta es la primera vez que traigo a alguien a mi cama, es la primera vez que no me marcho y que me siento tan cómodo como para poder dormir. Es la primera vez que me siento con deseos de repetir, la primera vez que valoro la experiencia y que no me abochorna abrazar de esta manera.


Harry sintió como Severus le apretujaba rodeándole con brazos y piernas y suspiró disfrutando nuevamente de esa sensación que el hombre le imponía de hacerlo sentirse suyo. Le hubiera gustado escuchar otras palabras, unas tan cortas que no costaba mucho decir, pero sí de sentir... sin embargo, a pesar de todo, sabía que era mejor de esa manera.

Corazones clandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora