Y después de todo...
Habían pasado algunas horas del término de la batalla. Severus aprovechó que la enfermería se encontraba tranquila, ya habían sido trasladados los más graves y solamente se quedaron con aquellos con heridas menores que ahora dormían, tomó a Harry de la mano apartándolo de aquel fregadero donde había ido a dejar los instrumentos sucios.
El mago de ojos negros le llevó cerca de la ventana, ahí transmutó un incómodo sillón en una amplia butaca donde se sentaron a ver cómo el tiempo había pasado casi sin sentirlo, el sol empezaba a emerger por el horizonte.
— Te extrañé mucho. —dijo Harry acurrucándose en el pecho del hombre y éste respondió abrazándole cariñoso.
— Yo también, amor. No dejaba de pensar ni un solo segundo en ti. Afortunadamente ya esto terminó y pronto podremos irnos a descansar.
— Cuando amanezca del todo, quiero ir a ver a Hermione y Ron... ¿puedo?
— Claro, yo me haré cargo de la enfermería mientras envían a alguien capacitado para esto.
Harry asintió, cerró los ojos para disfrutar mejor de ese lugar entre los brazos de Severus, pero el cansancio le venció y terminó durmiéndose sin darse cuenta. El ojinegro sonrió al percibir su respiración acompasada. Sus manos acariciaron el rostro del chico que se había ganado su corazón y decidió dejarlo dormir, merecía un reparador descanso después de haber conseguido liberar al mundo de un demonio.
No había pasado mucho tiempo cuando entró Dumbledore a la enfermería. Sonrió al ver a sus dos queridos muchachos descansando uno en brazos del otro. Severus levantó la mirada al sentir la presencia de alguien más, y con suavidad recostó a Harry en el sillón para ir a reunirse con su amigo. El chico protestó entre sueños por el abandono, pero un suave arrullo de los labios de Severus le hizo volver a caer dormido.
— ¿Está bien? —preguntó Albus a su amigo.
— Sí, sólo cansado.
— Finalmente pudo hacerlo, es un gran chico.
— ¿Alguien lo dudaba? —inquirió Snape, Dumbledore arqueó una ceja divertido de recordar las tantas veces que el Profesor no dejaba de calificar a Harry como un infante irresponsable e inútil.
— Supe lo de Poppy. —comentó tristemente cambiando de tema—. Le he pedido a Sirius que se encargue de todo lo necesario para los funerales que merecía.
— Ella no debió morir, Albus.
— Nadie debió morir, Severus... pero así es la guerra. Ahora nos toca a los vivos honrar por la memoria de los caídos. No lamentes la muerte de Poppy como si hubiera sido un desperdicio porque ella eligió la forma en que entregaba su vida.
— Eso es precisamente lo que no entiendo. Nos llevábamos bien, pero no al extremo de interponerse entre un mortal rayo que iba para mí.
— Descuida, no es importante que entiendas, sólo que de ahora en adelante vivas aprovechando esta oportunidad. A Poppy le haría muy feliz verte dichoso con la persona que amas.
Severus vio como Albus miraba a Harry paternalmente, eso le hizo olvidarse de continuar cuestionando la muerte de la enfermera. Deseaba dejar que Harry descansara un poco más, pero sabía que el chico le reprocharía si no lo despertaba para ir a visitar a sus amigos. Sin embargo, aún quería disfrutar de unos minutos mirando el suave sube y baja del pecho de Harry y su rostro aplacible, la vida le regalaba un dulce dormir sin sueños ni pesadillas, no podía arrebatárselo tan rápido.*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*
Remus por fin había terminado de enviar a todos los mortífagos capturados hacia los cuarteles del Ministerio, de ahí serían trasladados a Azkaban en espera de sus juicios. Llegó hasta el despacho de Dumbledore para informarle de sus actividades, pero no había nadie. Iba a salir cuando se encontró de frente con Lucius. Por unos segundos los dos hombres se miraron a los ojos sin saber qué decir.
— Gracias por salvarme. —se animó por fin el rubio rompiendo el silencio.
— No me agradezcas, fue simplemente que no podía verte morir.
— ¿Porque me amas?
Remus no respondió pero bajó el rostro. Lucius en cambio, se acercó un poco más, y sujetándole del mentón le hizo mirarlo a los ojos.
— Yo sí te amo, Remus. A pesar de todo, a pesar de que estés con alguien más, de que te estés esforzando por sacarme de tu vida... a pesar de que prefieras a ese pulgoso ¡yo te amo!
Lucius acercó sus labios a los del licántropo, éste respiraba con la boca entreabierta, nervioso por el beso que se aproximaba y que se sentía incapaz de rechazarle en ese momento. El rubio disfrutaba bebiendo de ese dulce aliento sabor de chocolate, ya era cuestión de un casi imperceptible movimiento para unir sus labios a los de él, estaba convencido de que el ojimiel deseaba el beso tanto como él... sin embargo, en el último segundo simplemente le abrazó.
Remus sintió algo amargo al no obtener el beso, la culpa también le agobiaba al percibir aquel abrazo tan lleno de amor y tiernamente apoyó su cabeza en el pecho de su ex amante, sintiendo como sus mejillas se encendían al recordar el bienestar de aquella posición.
— ¿Porqué no me besaste?
— Porque ya me cansé de ser el inoportuno en tu vida, Remus. Sólo quería que supieras que te sigo amando, pero aunque estaba dispuesto a esperarte toda mi vida, ansiando que en algún momento comprendieras que habías cometido un error al irte con Black... ya no lo haré.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó separándose.
— Que por mucho que te ame, Remus, no tiene caso esperar a que te sientas desengañado para volver conmigo. Si me has dado una oportunidad de vivir, no la desaprovecharé lamentando mi vida.
— Lucius...
— Debo irme ahora. —dijo sonriéndole animado—. Me han dicho que Draco recuperó la voz y ahora está en San Mungo cuidando de su novio, quiero ir a verlo.
Remus asintió y le dejó ir a través de la chimenea del Despacho de Dumbledore. Al quedarse solo, se dejó caer sobre un sillón llorando. Se sentía tan confundido.
Recordó el momento en que tuvo que elegir, cuando el remolino estaba a punto de tragarlos. La mano que había aflojado era la de Sirius, pero aún no entendía porqué... ¿Sería porque creía que si no lo hacía, su amigo de toda la vida y su eterno amor en secreto moriría también?... ¿Había querido salvar a Sirius?... ¿O quiso morir con Lucius?
No lo sabía, y aprovechando la soledad de aquella habitación, desahogó su confusión entre lágrimas.
Remus no tenía idea de que alguien más lloraba con él. Sirius había terminado de arreglar lo necesario para los funerales de Pomfrey y cuando fue a notificarlo al Director se topó con una extraña escena. Manteniéndose escondidas tras el umbral escuchó la conversación de Lucius y Remus, y ahora los sollozos del licántropo le quemaban el alma.
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Corazones clandestinos
FanfictionHay corazones que se cruzan en la vida, que se reconocen, se enamoran y luchan siempre juntos, sin interesar si son prohibidos, ocultos, ajenos, impulsivos o inesperados, lo importante es que son reales. Snarry