El llamado

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El llamado




Severus miró furioso como Dumbledore continuaba callado sin explicarse. Comenzaba a perder su paciencia, no soportaba que la gente se hiciera la interesante y no hallaba ningún razonamiento lógico para aquel estúpido comentario.


— ¿No vas a decir nada? —le increpó molesto—. En todo caso, será mejor que me retire no tengo tiempo que perder, Albus.

— Me inquieta verte tan a la defensiva, Severus, más que nunca.

— ¿Supones que debo quedarme tranquilo mientras nos amenazas?

— Yo jamás los amenazaría. En fin, no creo que puedas entenderlo ahora... ¿A dónde fueron esta mañana, Severus? —preguntó consiguiendo que el Profesor se quedara en su lugar.

— Ya lo sabes, a Hogsmeade.

— Es cierto, lo sé. Hace aproximadamente una hora recibí una lechuza de la dueña de una tienda. Al parecer unos desconocidos hicieron uso de sus números de cuenta para liquidar cierta mercancía que solicitaron sea enviada al castillo... Una mercancía por cierto muy sospechosa para un colegio de adolescentes.

— Entiendo, ha sido un grave error de mi parte. —se disculpó Severus más tranquilo—. Pondré más cuidado para la próxima.

— Antes jamás habrías tenido un descuido semejante. En fin, de verdad espero que no se repita. Pediré que sea cancelada la orden.

— ¡No! —negó Severus con vehemencia—. ¡Te prohibido terminantemente que hagas eso, Albus!


Dumbledore sonrió tristemente y volvió a sentarse tras de su escritorio, mirando como el Profesor respiraba agitado, como si estuviera asustado por algo terriblemente amenazante.


— No pretendo lastimar a Harry —aseguró Dumbledore—. ¿Pero cómo justificaremos una cuna en el colegio?... sin contar claro, el derroche que hicieron en artículos para bebé.

— ¡Eso no le importa a nadie, puedes decir muchas cosas, justificarlas como regalo para alguien o yo que sé, pero no permitiré que canceles esa orden!

— Bien, eso haré, pero no me parece prudente que ya estén dando por hecho que ese bebé será para ustedes... Por derecho, Weasley tiene que ser tomado en cuenta.

— ¿De verdad vas a apoyarlos a ellos y no a nosotros?

— Acepta que Draco no está emocionalmente capacitado para tomar una decisión tan drástica, tiene problemas aún y no sabe lo que está haciendo.

— Tampoco está emocionalmente capacitado para criar a ese niño y Harry y yo podemos hacerlo.

— Tal vez ustedes tampoco lo estén. Deberías pensarlo otra vez, Severus, verás que dándole gusto a Harry no es la forma de ayudarlo, por lo pronto yo tengo que advertirte que seguiré con mi apoyo a Ronald Weasley.

— Haz lo que consideres pertinente... yo haré lo mismo.


Severus salió del despacho dejando al Director profundamente preocupado por la actitud del Pocionista, algo tenía que hacer para ayudarle a ver las cosas desde otro punto de vista.



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Cuando Severus regresó a su habitación, Remus enseguida notó que algo pasaba y apresuró a Sirius a despedirse. Al quedarse solos, Harry miró a su pareja sonriéndole, no se esperaba que éste le abrazara efusiva y posesivamente, casi sorprendiéndose por la fuerza empleada.


— Que rico abrazo, Sev, y no es que me queje, ¿pero a qué se debe? —preguntó sintiendo como el Profesor le estrechaba tan fuerte que parecía querer introducirlo bajo su piel.

— A que te amo, te amo con locura y voy a luchar contra viento y marea contra todo aquel que pretenda arrancarte la sonrisa.

— Gracias, pero... ¿qué fue lo que te dijo Dumbledore para que te pusieras así?

— Nada, tonterías. Pero como parece estar apoyando sinceramente a Weasley, quiero que sepas que no me detendrá ni el hecho de su poder como persona o como mago, le detendré en el proceso, Harry, y evitaré que te quite lo que quieres.

— ¿Entonces es por lo del bebé?... Bueno, no te preocupes, ya escuchaste lo que dijo Draco, pronto firmaremos y ese bebé será legalmente nuestro.


Severus asintió y aflojó un poco el abrazo, pero permaneció mirando el rostro sonriente de Harry por varios minutos, acariciando sus mejillas, en sus ojos se adivinaba un profundo amor, un amor que era capaz de cualquier cosa por evitar que el sufrimiento que vivía profundamente en el corazón de Harry se repitiera nuevamente.



Corazones clandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora