Sin habla

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Sin Habla






Ron no pudo decir nada, su mundo se derrumbaba a sus pies con tan pocas palabras. No era necesario tener más explicaciones, pudo entenderlo lo que su amigo le decía. Harry le miró intrigado por la palidez que había adquirido el pelirrojo pero ya no pudo preguntarle nada, un suave quejido que daba más la apariencia de un débil suspiro proveniente de la garganta de Draco lo hizo acercarse rápidamente a la cama al mismo tiempo que Lucius se inclinaba hacia su hijo colocando una mano en su frente notándola fresca.


— ¿Draco, hijo... estás bien?


Draco no respondió, parecía que batallara para articular cualquier otro sonido que no fuera esa escueta exhalación de aire. Suavemente se lamió los labios resecos mientras abría los ojos que por unos segundos continuaron desenfocados.


Lo primero que alcanzó a distinguir fue a Ron al pie de su cama, apretando con fuerza un pedazo de la cobija que le cubría.


— ¿Tienes sed? —preguntó Harry acercándole un vaso con agua.


Ni Harry ni Lucius ponían atención al pelirrojo que se mantenía a distancia, y el único que vio una lágrima resbalar por su mejilla fue Draco. De inmediato comprendió que ya lo sabía todo, sus ojos azules mostraban algo que no sabía descifrar. Inconscientemente, Draco se aferró a Harry, colgándose de su cuello sintiendo como el miedo le invadía el corazón.


— Tranquilo, ya estás a salvo. —le susurró Harry acariciándole la espalda—. Bebe un poco de agua, eso te hará sentir mejor.


Draco asintió y soltando a Harry sujetó el vaso que le ofrecía, estaba tomando un poco cuando vio que Ron se iba, quiso llamarlo pero la voz no le salió. Asustado, se llevó las manos a la garganta mirando a su padre con una pregunta en sus ojos.


— No te preocupes, Draco, tu garganta debió quedar lastimada con la tortura, pero seguro que pronto te recuperarás. Ahora mismo llamo a Pomfrey para que te revise.


El rubio asintió y miró como su padre se marchaba en busca de la enfermera. Fue extraño para Harry sentirse incómodo de quedarse solo con su aún novio, pero sonriéndole cariñoso le despejó un poco la frente de los cabellos rubios antes de ayudarlo a volver a acostarse. Draco miró fijamente la puerta por donde había desaparecido Ron, y luego fijó sus ojos grises en Harry señalando la salida.


— ¿Preguntas por Ron? —cuestionó Harry comprendiendo—. Él ha estado cuidando de ti también, se mantuvo siempre al pendiente. Supongo que creyó que no era necesaria su presencia ahora que despertaste, pero te aseguro que se ha preocupado mucho por ti. —le dijo sonriéndole—. Creo que ustedes ya deberían hacer las paces, me parece que serían buenos amigos si se lo proponen.


Draco bajó la mirada estrechando en sus manos el otro extremo del cobertor que Ron también estrujara. Al notar su tensión, Harry supo lo que le preocupaba.


— Él sabe... pero te aseguro que no se lo dirá a nadie. Puedes confiar en Ron tanto como en mí o en tu padre, Draco.


Draco asintió. Pomfrey llegó en ese momento y Harry tuvo que hacerse a un lado dejándole espacio para revisarlo. Luego de unos minutos, la enfermera adquirió un semblante serio.


— Deberé hablar con Dumbledore antes de dar un diagnóstico. —dijo—. Me parece que el joven Malfoy necesitará la opinión de un experto. Para mí, su laringe se encuentra en buenas condiciones, tal vez no las mejores, pero no debería estar sin voz.

— Creo que a cualquiera puede pasarle luego de experimentar cruciatus en todo su poder. Eso lastimaría la laringe incluso de Dumbledore. —aseguró Lucius.


Pomfrey asintió mientras Draco bajaba la mirada, no recordaba haber gritado tanto cuando fue torturado como cuando sentía a ese monstruo tocándole asquerosamente antes de lograr su cometido. Recordar aquellos momentos le hizo estremecer violentamente. Al verlo temblar, la enfermera decidió volver a dormirlo, de esa forma conseguiría unos minutos de paz, alejado del horror vivido en manos de Voldemort.


Harry vio en silencio cómo Draco volvía a caer en un profundo sueño, mientras Poppy salía a hablar con el Director. Lucius se acomodó nuevamente a su lado, dispuesto a cuidar a su hijo cada minuto posible.



Corazones clandestinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora