Corazón protegido

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Corazón protegido






Draco miraba su habitación sintiéndola tan fría y vacía. Casi no había podido dormir en toda la noche por lo que decidió darse un baño muy temprano para despejarse, sin embargo, no lograba sentirse mejor. Un pelirrojo acudía a cada segundo a su mente y deseaba verlo y saber que no lo odiaba. Un nudo en la garganta se formó dolorosamente ante ese pensamiento.


Acababa de terminar de vestirse cuando tocaron a la puerta y supo que no podía ser su padre, por lo que una sonrisa se formó en sus labios, corrió a abrir y de inmediato volvió la decepción a su corazón enamorado al encontrarse con Blaise y Hermione.


— Por lo visto no ha regresado. —comentó Hermione dando un suave beso en la mejilla del rubio, éste se esforzó por sonreírle aunque poco pudo conseguir—. No te preocupes, no tardará en volver y arreglarán sus asuntos.

— Ánimo, Draco, la comadreja no puede disimular que está embobado contigo.

"Gracias" —respondió agradecido por su apoyo—. "Pero no sé, todos sabemos que incluso se ha mantenido alejado de Harry durante meses por tonterías... ahora que se trata de algo serio, probablemente no quiera saber más de mí"

— ¿Podemos saber lo que pasó? —preguntó Blaise.


Draco recordó que sus dos amigos no estaban aún enterados y aunque temía también por su reacción, decidió confiar en ellos. La pareja de novios se mantuvieron en silencio mientras les era explicada la situación y al final terminaron comprendiendo la actitud de Ronald, aunque no por eso decidieron juzgar al rubio.


— ¿Porqué no le das a Ron una oportunidad de comprobar que no se trata de su hijo? —preguntó Hermione intentando no ser demasiado dura con quien ya tenía muchas preocupaciones con lo que le había tocado vivir.

"Porque yo estoy seguro de que no lo es, Hermione, y no quiero que se forje ilusiones en vano. Cuando el bebé nazca lo entenderá y sabrá que tomé la mejor decisión incluso para el niño, nadie podrá cuidarlo mejor que Harry y Severus, ellos están muy familiarizados con la magia del Señor Oscuro y son muy poderosos. Ni Ron ni yo tenemos nada qué hacer para mantenerlo a salvo".


Hermione y Blaise asintieron, y luego de despedirse de su amigo, decidieron ir al comedor a desayunar solos debido a que el rubio prefirió quedarse en su habitación.



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Harry ya se encontraba listo para salir y mientras esperaba a que Severus terminara de abrocharse la larga fila de botones de su túnica, movía impaciente la pierna estando sentado sobre la cama. Finalmente, al ver que el mago no se apuraba, dejó los zapatitos que sostenía en sus manos sobre el buró y fue a ayudarlo.


— ¿Porqué no haces esto con magia? —preguntó haciéndole a un lado las manos para abotonar él más rápido

— Porque quería que te desesperaras y vinieras a hacerlo tú. —respondió estrechándolo por la cintura para pegarlo a su cuerpo, Harry sonrió pero no dejó de abotonar.

— Eres un cínico sinvergüenza, Severus Snape.

— Un poco. En fin, mejor dime cómo quieres disfrazarte ¿poción o hechizo?

— Hechizo. —respondió de inmediato—. Siempre odiaré la poción multijugos.

— ¡Lo sabía! —exclamó alzándole efusivamente—. ¡Eres un endemoniado mentiroso!


Harry comprendió su indiscreción cuando fue depositado nuevamente en el suelo, y aún sin soltarle, Severus le miraba triunfante, no le quedó más remedio que guiñarle un ojo aceptando su culpabilidad durante el robo de su segundo año, fuera directa o indirectamente.


Unos minutos más tarde, salían del despacho de Dumbledore, al que habían acudido para informarle de su salida de ese día hacia el pueblo. Y cuando estuvieron en las puertas del colegio, Severus sacó su varita pronunciando un hechizo que Harry desconocía. Muy pronto el joven ojiverde ya no lo era más, sus ojos mostraban un negro que le fascinó cuando su pareja trasmutó una piedra en un espejo para que se viera.


Harry sonrió al quitarse los lentes pues con su nueva apariencia ya no los necesitaba. Tenía cabello castaño hasta los hombros y sus facciones eran diferentes aunque conservaban su aspecto juvenil. Severus por su parte ahora tenía ojos marrones, la nariz se veía ligeramente menos prominente pero lo que lo hacía lucir diferente era el cabello pajizo de tonos caoba apenas lo suficientemente largo para cubrir parte del lado derecho de su cara.


Ambos quedaron satisfechos con sus recientes imágenes, aunque preferían mil veces los originales, por lo menos les serviría para pasarse unas horas paseando por el pueblo sin ser molestados por nadie. Severus tomó de la mano a Harry y juntos se encaminaron colina abajo hacia Hogsmeade.



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