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¿Qué haces cuando te sientes perdido? Era una buena pregunta, a la que no había sido capaz de encontrarle respuesta, esperaba hacerlo muy pronto, sin embargo, porque así es como me había sentido la mayoría del tiempo en los últimos días.

Las baldosas de mi baño estaban empañadas por el vapor que expedía el agua caliente de la regadera, llevaba bastante tiempo bañándome por lo que mi piel comenzaba a irritarse por el calor del agua.

Las gotas creaban una cacofonía discordante al golpear el piso que también había adoptado una temperatura cálida. El shampoo que había utilizado para mi cabello hacía rato que había sido completamente eliminado de este.

Salí de la regadera de manera mecánica, los escalofríos inundaron mi cuerpo antes de que tomara una toalla y me secara con ella. Me puse ropa abrigada y muy poco femenina para mantenerme caliente. Antes de recostarme en mi cama escuché el timbre de mi móvil, a regañadientes, lo tomé de mi mesita de noche y respondí a él.

–Hola –murmuré atontada. Tenía planeado hundirme en mi humillante autocompasión un rato.

–Mar –chilló Sofía del otro lado de la línea.

–Hola –repetí.

–Necesitamos salir, pronto.

Suspiré. Yo no tenía en absoluto ganas de ir a divertirme, pero tenía sentido común y sabía que salir era algo bueno para combatir la depresión y ciertamente, quería combatirla.

–Tú di cuando y donde –respondí.

–Mañana a las seis, pasaré por ti, vístete para una fiesta –pausa–. Y no quiero que te pongas el ridículo vestido azul de la fiesta de Luciana.

Sí, claro, el vestido azul.

–Veré que puedo hacer para complacerte.

–Que lista –sonó feliz–. Nos vemos mañana, chica.

–Nos vemos –colgué.

Me tomé un segundo para pensar en la fiesta con Sofía, después dejé mi móvil en la mesita de noche y me hundí en la cama.

Mi vida había cambiado dramáticamente en los últimos días, un chico a quien consideraba mi amigo me había traicionado ante unas personas que ambicionaban mi muerte, Tessa murió en un ataque que tenía como objetivo acabar conmigo, Marcus había quedado completamente destrozado, había perdido a mi mejor amigo, Matías, Cameron se había ido, aparentemente fue para siempre.

En cuanto al orden de las cosas, Corvel seguía entrenándome, Marcus había regresado a Delido, una nueva chica había sido enviada desde Delido para que remplazara a Héctor, también había un remplazo para Tessa, respecto a mis padres, ellos creían que había terminado con las asesorías de Héctor y ahora iba a haber una alumna nueva en el instituto y yo la ayudaba antes de que iniciaran las clases.

Eider me visitó una vez, me contó que él no tenía ningún puesto importante en Delido, pero al confirmarse que su línea de sangre era la misma que la de Oriol obtuvo un poco de respeto, fue por eso que los directivos lo descartaron como sospechoso en el juicio de hace unos días y después, tras mucho insistir aceptaron su plan para hacerme más fácil la elección del traidor. Eider era mi héroe.

Era la última semana de vacaciones y también me la habían dado libre en el trabajo del restaurante, pero sentía que me hacía falta distraerme. Tras ver la hora, me di cuenta de que faltaba muy poco tiempo para el entrenamiento como para intentar conseguir un poco de paz, así que salí en dirección al desayunador.

Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora