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     ¿Qué haces cuando te sientes perdido?

Luchas, tanto como la situación lo apremie. Buscas tu camino, de eso trata la vida. Lloras, sufres, sientes, pero nunca te dejas vencer, no nacimos para ceder, estamos aquí para seguir, nada es mejor que vivir. Si el destino se vuelve incierto, cállalo con tus aciertos. Cuando la situación se presente, lo malo se invierte. Hay que demostrar, que nada nos va a derrotar.

Oriol

      Un joven de catorce años miraba el cielo nocturno mientras yacía acostado en el patio del recinto, no había estrellas visibles, era una noche nublada y el pasto sobre el que estaba humedecía sus ropajes.

Escuchaba a su vez, el calmado ritmo de la fauna nocturna, cerrando los ojos en ocasiones para sentir el viento helado y cargado de humedad, pero manteniéndolos abiertos la mayoría del tiempo, sus brazos estaban bajo su cabeza, sus piernas estiradas de manera natural y a pesar de que sus pensamientos eran profundos estaba relajado.

Alguien que no lo conociera, jamás se imaginaría que detrás de esa imagen despreocupada se escondía una de las mentes más poderosas que había pisado Delidio, alguien que en no mucho tiempo se convertiría en todo un ícono, protagonista de leyendas e historias de fogatas, pero no era de extrañarse, después de todo, pertenecía a una larga generación de sabios.

Mientras yacía allí, acostado, en su mente aparecían escenas, estaba viajando al pasado, estaba dando un vistazo fugaz a la creación de Delidio y no era nuevo para él ver que su línea de sangre había tenido que ver con el origen de la vida inteligente en Delidio.

Cientos de imágenes pasaban por su mente a velocidades increíbles y el las captaba todas, miro a sus antecesores y como cada uno escribía profecías, cada profecía más exacta que la anterior, y luego sucedió, lo que había estado esperando toda su vida, comenzó a ver hacia el futuro.

Miró a Alicia, pasado, presente y futuro, como había cambiado de nombre a través de los siglos. No tardó en darse cuenta de que él sería el último en su línea de sangre en tener premoniciones, y que todo lo que el predijera sería exacto, lo asustó, pero después su miedo estuvo enfocado a otra cosa.

Oriol viviría durante más de mil años, pero en el último periodo de su vida él iba a tener un hijo, su hijo concebiría a una niña, la primera mujer nacida en Delidio de su línea de sangre, sería mitad aberración, ella llevaría el nombre de Margot, en cuanto supo de la pequeña Margot la quiso, amaba a esa niña como si hubiera vivido junto a ella siempre y sufrió cuando miró todo el terror y amargura que la chica tendría que soportar.

Miró todas las líneas de tiempo posible, sólo había una forma de proteger a Margot durante un tiempo y era ocultándola, nadie sabría que Margot era su nieta y para eso, las personas no se enterarían que Oriol tendría un hijo.

Aun con ese hecho, la miseria que Margot estaba destinada a sufrir era inimaginable y la culminación aún peor. Sus ojos se llenaron de lágrimas, él había pasado y seguiría pasando por cosas terribles, pero le dolía Margot, no quería lo mismo para ella, aunque aún no había sido concebida él sentía como la amaba más de lo que había amado a alguien en su vida.

Por lo menos haría lo posible para darle una infancia feliz. 

Sabía que no iba a vivir lo suficiente para conocerla, no iba a vivir lo suficiente para conocer a su propio hijo y su pecho se contrajo.

Se levantó de donde estaba, tenía una profecía que escribir. 

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Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora