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      El tiempo pasaba mientras cubríamos camino, nadie decía algo, parecía que una conversación podría acabar con la pequeña ilusión de calma que teníamos, sentí mi frente perlada de sudor, pero simplemente no lo aparté una parte de mi sabía que otra capa de sudor se formaría tan pronto quitara eso, estaba cansada de todo, lista para tirarme al suelo y hacer una rabieta.

Las ganas iniciar un pleito injustificado eran grandes, y no tenía idea de como podía darle un explicación a tal cambio de ánimo.

Las heridas hechas por las Driadas me dolían más de lo que deberían, guardé la queja y pasé una mano por mi cabello, encontré una de las extrañas hojas del pasaje anterior, me la quité y la lancé, no se sentía aire alguno pero la hoja se movió hasta posarse en el brazo de Micha, no sé cómo la sintió a través de su ropa, el punto es que la tomó, la lanzó al suelo y luego maldijo, después de eso la pisoteó y siguió caminando, lo miré con los ojos entornados pero no dije algo, no era buena idea hacerlo ya que todos parecíamos estar al borde de una pelea.

Miré hacia abajo a como mi calzado se hundía en el suelo y si ponía atención podía escuchar un ruido de succión cuando levantaba mis pies, escuché unos sonidos ininteligibles provenientes de Christopher, sonaban como quejas. Llevé una mano a mi cabeza y comencé a jalarme distraídamente el cabello sin emplear demasiada fuerza, estaba desesperada.

Una niebla nublaba los pensamientos en mi cabeza y sabía que estaba allí, bloqueando mi mente, llenándome de pensamientos de enojo que no podía controlar. Esos pensamientos no eran míos, pero estaban en mi mente y no quería hacer nada para que se fueran y es que era demasiado trabajo para alguien tan fastidiada como me encontraba yo en ese momento, los pasos que daba, uno tras otros parecían demasiada labor.

– ¿Dónde mierda estamos? –Preguntó Cameron dirigiendo su atención a Corvel.

Después de esa pregunta se sintió como si una frágil burbuja hubiera sido rota.

– ¡Hay huecos! –Volteó en dirección a Cameron. Gritando–. Muchos malditos huecos en esos jodidos mapas que miramos así que no esperes que sepa todo.

– ¡Me tienen harto! –La voz Christopher fue casi un grito –. Todos ustedes, ya no los soporto.

Oír sus quejas aumentaba mi ansiedad.

Ya nadie caminaba, habíamos formado un círculo y todos nos mirábamos unos a otros con reprimenda, quería calmarme, pero muchas sensaciones bullían en mi interior, todas ellas malas.

–A nadie le interesa tu puta opinión –dijo Cameron.

Christopher se miraba a punto de golpear a Cameron, abrió su boca para decir algo, pero en ese momento recibió un golpe por la espalda.

Micha acababa de patearlo.

–Cierra la boca –le dijo al momento del golpe.

Por supuesto que Christopher respondió con otro golpe. Todo se volvió un caos. 

Estaba lista para unirme a su pleito, la adrenalina me recorría todo el cuerpo, pidiéndome que discutiera, los golpeara, que les hiciera daño hasta no poder mas, tenía muchísimas ganas de lastimarlos a todos, incluyendo a Cameron.

 Pero ciertamente yo sabía que había algo controlando mi mente, contra cualquier impulso que me insistía unirme a la contienda, tomé una fuerte respiración y luche contra esa horrible sensación. 

– ¡Basta todos! –Grité–. Estoy cansada al igual que ustedes así que dejen de molestar.

Una extraña energía corrió por mi cuerpo cuando dije eso, como un impulso eléctrico. Me ayudó a liberar un poco de tensión e increíblemente, todos se quedaron quietos y  callados, viéndome fijamente.

Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora