La celda a la que las Driadas me trasladaron estaba mohosa, el ambiente se sentía húmedo y caliente al mismo tiempo. Inspiré hondo y el aire era como vapor, viciado.
Ahí donde estaba me mantuve parada porque sentía repulsión al pensar en tocar alguna de las paredes o el suelo, estas se veían sospechosamente viscosas además desprendían un olor fétido. Intenté contactar con los chicos, pero no lo logré.
Mi menté mantuvo una reproducción de las cosas por las que había pasado hacía unos instantes, imaginaba que mi traslado hacia aquí era con objetivo de alejarme más de los chicos y además tenerme vigilada y aunque estaba lastimada me sentía capaz de dar batalla a lado de ellos, en este momento solo quedaba esperar.
Ya no tenía duda, ellos iban a hacer todo lo que estuviera en sus manos para llegar a mi.
Tal vez hubiera sido inteligente de mi parte esperar sentada para recuperarme un poco, pero todo se miraba tan asqueroso que me mantuve parada.
Afortunadamente, la espera no se hizo muy larga y mi mente se puso alerta cuando escuché los característicos sonidos de una pelea, luego un sonido como de cristal rompiéndose, horribles chillidos parecían venir de todas direcciones, después los chillidos pararon y la pelea pareció interrumpirse, llegó un momentáneo silencio hasta que escuché que alguien corría y se acercaba cada vez más a mí, me preparé para cualquier ataque, pero cuando la figura estuvo lo suficientemente cerca como para que lograra distinguirla me di cuenta de que era Christopher.
Mis ojos se nublaron en repentinas lágrimas, estaba tan feliz que apenas podía ver de la emoción.
–Toma –me lanzó un objeto a través de los barrotes, lo atrapé por inercia–. Utilízala para atravesar puertas y paredes.
Miré lo que acababa de atrapar, era una pálida mano, así es, una mano real, con dedos largos y delgados, sangre escurría en la parte donde la mano había sido cortada, aparté la mirada.
La impresión era demasiada y mi primer impulso fue arrojarla al suelo como si se tratara de una bomba, pero en lugar de eso me aferré a ella y me concentré en Christopher.
–Ahora vámonos –me dijo–. Hemos tumbado las defensas, pero esto es solo una base, pueden llegar refuerzos en cualquier momento.
No necesitaba que me dijera mas, así que avancé, sin saber exactamente lo que hacía toqué la celda con la mano de la Dríada y esta la atravesó, yo le seguí y entonces mi compañero se echó a correr, corrí tras él.
Mientras corría, guarde la sangrante mano en uno de los compartimentos de mi cinturón. Esperaba que no solo hubieran abatido las defensas, sino también la línea de ataque, porque aquellas criaturas parecían haber sido hechas para luchar. Mientras corríamos llegamos a una bifurcación.
–Por aquí –Christopher tomó un camino y yo fui tras él.
A medida que avanzábamos los sonidos de pelea comenzaban a oírse nuevamente, los chillidos agudos me alentaban, me hacían pensar que estábamos ganando, así pues, llegamos hasta el lugar donde se estaba llevando a cabo la contienda. Noté, no sin satisfacción que las Dríadas estaban de espaldas a nosotros dos. Luego miré a los chicos, sabía que ellos habían notado que llegamos y a pesar de que los demás hicieron bien en no dar señal de que estábamos ahí para no delatar nuestra presencia, Cameron no pudo mantenerse indiferente a mi llegada.
Él fijo completamente su mirada en mi, nuestros ojos se encontraron, había emoción y alivio en los suyos, incluso pude ver que parecía contener las lágrimas. Eso le bastó para desconcentrarse de la batalla y tener que se auxiliado por Micha.
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Atrapada entre sueños
FantasyDespués de que Mar descubriera que no pertenece al mundo en el que siempre vivió los problemas comienzan a aparecer y deberá tomar duras decisiones que la hagan sellar su destino.