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     Estaba en un lugar que me era levemente conocido, las paredes techo y suelo eran de tierra oscura, estábamos prácticamente en la penumbra, pero sabía que este lugar estaba en los límites del cementerio en Delidio, habíamos regresado y una sonrisa involuntaria se extendió por mi rostro.

Estaba demasiado lastimada así que intenté apoyarme de una de las paredes que tenían enzarzadas figuras membranosas de raíces, pero mi mano atravesó la superficie, recordé que mi forma incorpórea atravesaba las cosas de Delidio y me aparté porque sabía que detrás de esa pared estaba el inframundo y no quería llegar ahí de nuevo, aun sin el soporte me las arreglé para mantenerme de pie.

Escuché que alguien preguntaba qué haríamos ahora y Corvel dijo que había que esperar por nuestros dobles, estaba ansiosa por recuperar la corporeidad que había perdido y volver al recinto, mi cuerpo absorbía energía y por ese motivo no estaba cansada, pero sabía que con mi forma corpórea original lo estaría y esperaba que los directivos nos dejaran descansar antes de lanzarnos con interrogatorios.

Al igual que en la ocasión anterior, mi doble fue la primera en aparecer, llevaba el mismo vestido verde y diminuto, pero ahora no tenía esa palidez que había tenido la primera vez que la vi, suponía que la palidez la tenía yo para ella, aunque yo no pudiera verla.

La chica o criatura... lo que sea, pidió un óbolo más por regresarme a mi estado normal, eso no era parte del trato original, pero habíamos contado con que lo pidieran y llevábamos óbolos suficientes, incluso yo cargaba con algunos en uno de los compartimentos de mi cinturón. Corvel efectuó el pago.

–Muy bien, Margot –dijo mi doble, viéndome fijamente–. Debo aceptar que no te ves tan bien como la primera vez que te encontré... tu cabello es un desastre, pero fue lindo conocerte, ahora es probable que no volvamos a vernos... claro, hasta que mueras y necesites tener un cuerpo como el que tienes ahora por siempre.

Hice una mueca y ella rio.

–Ahora, extiende tu mano... así, muy bien, simularemos que nos tocamos como la última vez ¿Recuerdas?

–Lo recuerdo –le dije a mi imagen.

–Cierra tus ojos, concéntrate en mi voz.

Nuestras manos estuvieron al límite antes de tocarse, cerré mis ojos y ella comenzó a cantar en un idioma que no logré identificar, su voz entró por mis oídos y viajó a cada lugar de mi cuerpo llenándome de un aire que no había sido necesario respirar, mi pecho estuvo lleno y por un momento sentí que flotaba, algunas zonas de mi cuerpo se sentían frías mientras que otras se sentían calientes, mi piel hormigueó y por un momento sentí la mano de mi doble luego desapareció. Ella dejó de cantar y abrí mis ojos.

Sentí el pinchazo de cansancio, me apoyé en la pared porque ahora podía hacerlo sin atraversarla, y era yo nuevamente, sonreí y miré a mi doble.

–Gracias –murmuré porque creía que era lo correcto para hacer.

Ella se encogió de hombros, un gesto que reconocí de mi misma y luego desapareció.

Suspiré con alivio y esperé a que los chicos terminaran con sus transformaciones, en realidad estaba sucediendo, iba a regresar al recinto.

Lo habíamos logrado. Estaba tremendamente cansada, pero lo habíamos logrado. 

...

     Estaba en una habitación que no era la mía, pertenecía a la enfermería del recinto, según un exhaustivo examen tenía un esguince de primer grado en mi pierna derecha, un desgarro muscular en mi brazo izquierdo y también una gran cantidad de hematomas.

Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora