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La noche cayó sobre el escarpado, afortunadamente encontramos una cueva donde pasarla, logramos hacer y mantener una fogata en esta para protegernos de las frías corrientes de aire nocturno, una cueva era el único lugar donde podíamos permitirnos hacer una fogata debido a que el humo no se esparciría para delatar nuestra ubicación, esta vez no corríamos peligro de encontrarnos con aberraciones porque ya no estaba Héctor para delatarme, pero sabíamos que nuestros aliados nos buscaban así que nos veíamos obligados a ser precavidos con ciertos aspectos.

Como de costumbre, Marcus tomó el primer turno de vigila y le dijo a Eider que lo despertaría cuando el siguiera. Me dispuse a dormir me sentía inquieta, tenía unas terribles ganas de llorar, como si fuera una premonición y desgraciadamente, en las ocasiones anteriores, cuando había tenido presentimientos, estos se cumplían, pero me obligué a ser fuerte, Cameron estaría bien, a pesar del miedo que sentía, él iba a aguantar, mis ojos se cerraron mientras sentía aquel agudo dolor en mi pecho.

...

Suaves movimientos sacudieron mi cuerpo repetitivamente antes de que abriera los ojos. Bostecé.

–Sigues tú, princesa –su suave murmullo fue alejado por el viento.

–Hmm –me quejé mientras estiraba los brazos por encima de mi cabeza, lo escuché reír entre dientes, pero aún no había abierto mis ojos.

–Solo quieres distraerme para hacerme alargar mi turno de vigila –intentaba reprocharme, pero su voz era suave, al igual que siempre lo era cuando hablaba conmigo.

Me tomé mi tiempo para desperezarme, más para intentar molestarlo que para cualquier otra cosa, me incorporé y después tallé uno de mis ojos con mi mano derecha–. Lo siento, vigilaré ahora, ve a dormir, hombre grande.

Murmuró una respuesta que sonaba como una reprimenda, sacudí mi mano en su dirección. Me levanté y fui hasta la boca de la cueva para vigilar lo que pasaba al exterior, sin poderme quitar la sensación de que algo malo estaba por pasar, no sabía cómo era posible, pero al parecer esta clase de presentimientos eran parte de mí, así fue como encontré el diario de Oriol en primer lugar.

Un momento pasó, conmigo cambiando de posición frecuentemente, en ocasiones me levantaba para estirarme un poco y después me volvía a sentar sobre el suelo, solo unos minutos. Me esforzaba para vigilar, pero mis ojos iban constantemente hacia el cielo estrellado, tan infinito y misterioso como la vida misma. Un fuerte brazo se posó sobre uno de mis hombros, sacándome de mis pensamientos.

–Creí que ibas a dormir –le dije.

–Quería estar contigo –respondió Eider y dejé caer mi cabeza en su hombro como respuesta. Lo amaba, de una manera en que las personas jamás podrían comprender, él era una pieza de mi misma, la única familia que me quedaba, era mi todo.

Suspiré pesadamente.

– ¿Estás bien? –Me preguntó. Me conocía bien.

–Sí, es solo una tontería.

– ¿Segura? Sabes que puedes contarme lo que sea –insistió.

–Lo sé, es solo que –dudé. Tal vez ponerles voz a mis dudas lo haría real, pero tenía que sacarlo de mí, deseaba que Eider me dijera que no había algo de qué preocuparse y así yo podía creerle, sólo necesitaba de su consuelo–. Siento como un presentimiento, sé que suena tonto, pero es como si algo terrible estuviera a punto de pasar y algo me dice que se trata de Cameron. Sé que estamos a unas horas de encontrar el antídoto y moriría si algo le ocurriera antes de que lográramos salvarlo.

Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora