2

1.1K 201 34
                                    


Al igual que las últimas noches, tenía miedo, porque era en la noche cuando me inundaba en mis pensamientos deprimentes y nada de lo que hacía parecía funcionar en mejorar mi estado de ánimo, me ponía triste cuando comenzaba a oscurecer porque sabía que la noche era lo que vendría a continuación.

¿Qué haces cuando te sientes perdido?

Me quedé atrapada en algún momento tiempo atrás, viviendo de recuerdos, recuerdos de cuando Cameron estaba conmigo, estaba consciente en que aún era muy torpe en las relaciones, pero de igual manera sabía que las cosas no deberían de haber concluido de la manera en la que lo hicieron, ¿cómo era posible que todo acabara tan rápido?

En un momento las cosas eran perfectas y al otro mi corazón estaba partido en mil pedazos y todos dolían.

Era como si cada momento de alegría que tuve a su lado me cobrara factura e hiciera que las cosas dolieran más.

Todo esto me parecía injusto, no creía haber hecho algo para merecer ser tan infeliz, hubiera querido regresar el tiempo y poder vivir algún momento junto a Cameron. A veces, llegaba a creer que era fuerte y que podía superarlo, pero en momentos como este me daba cuenta de que no servía de nada fingir que las cosas estaban bien mientras me sentía completamente destrozada por dentro, me arrepentía de las veces en que Cameron estuvo ahí para mí y yo lo rechacé, si pudiera hacer algo para cambiarlo, sin duda lo haría.

Mientras estuvimos juntos me acostumbré tanto a tenerlo a mi lado que di por hecho que así sería siempre, así que cuando se fue, sentí como si todo mi mundo cayera, fui una tonta al pensar que estaríamos juntos para siempre, que todas las historias que imaginé en mi cabeza se harían reales con solo desearlas.

Un sentimiento nuevo comenzó a serpentear dentro de mí, enojo, el enojo se unió a la culpabilidad y la derrota, porque él había aceptado nuestra separación.

Se había ido para siempre.

Mi Cameron.

No volvería a verlo.

...

Me excusé temprano del entrenamiento porque podía y quería hacerlo.

Reconocí con un poco de satisfacción que en realidad tenía ganas de salir con Sofía, mientras rebuscaba en mi armario por algo de ropa pasé de largo "el ridículo vestido azul" y sonreí, a Sofía le daría un ataque si lo llevara puesto, me decidí por unos jeans ajustados y una holgada blusa color verde opaco, como aún quedaba media hora para las seis y pronosticaba un retraso de parte de mi amiga decidí hacerme un peinado diferente a lo usual, al final terminé con una trenza que caída por el lado izquierdo de mi cabeza, el resultado me agradó. Saqué diez dólares (solo por si acaso) de mi mesita de noche y los deslicé al bolsillo delantero de mis jeans junto con mi móvil, sin nada más que hacer hasta que llegara Sofía fui a despedirme de mis padres y les dije que estaría en la sala hasta que Sofía llegara, minutos después escuché el pitido de la bocina del auto de mi amiga, así que salí a su encuentro.

Sofía que por su parte no bajó de su coche, volvió a tocar la bocina aun cuando ya me había visto ir hacia ella, rodé los ojos mientras abría la puerta de su auto y entraba dentro.

–Esa es mi chica –declaró una vez que estuve dentro, ella encendió su coche–. Tan deslumbrante como siempre.

–No estoy deslúmbrante –razoné.

–Estaba siendo sarcástica, pequeña genio –dio una vuelta tan brutal, que empecé a temer por mi seguridad.

–Ni siquiera sé a dónde me llevas.

Atrapada entre sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora