༺𝐄𝐩í𝐥𝐨𝐠𝐨༻

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Estaba en la habitación sentado en el sofá, miraba mis pies moverse en el aire, pues estos no llegaban al suelo.

La habitación olía un poco a humo y a tequila, de seguro ella los regañaría por el humo impregnado, escuchaba las manecillas del reloj en la pared, mientras los rayos dorados del ocaso, pentraban los grandes ventanales de las paredes que dejaban ver el jardín.

Espere pacientemente a pesar que me sentía aburrido, así que comencé a jugar con mis propias manos y luego con unos adornos en la pequeña mesa al lado del sofá, uno de vidrio casi se cae y solté una maldición que le escuché a uno de ellos la otra noche, pero tapé mi boca de golpe, porque sabia que no debía decir esas cosas, al menos ella no me dejaba decirlas.

Acomodé de nuevo el pequeño objeto de vidrio y mejor decidí ir a la ventana para ver los jardines, el día era pasible y cargaba un aire de recuerdos lejanos.

Miré la alfombra bajo mis pies y decidí tocarla, solo porque quería saber como se sentía, no soy alguien que pueda mantenerse en un solo lugar por mucho tiempo, y aunque ver la alfombra no era algo tan emocionante, era lo único que podía tocar en esta habitación si quebrar algo, porque todo es lujoso y detallado de una manera clásica.

Ni siquiera tenia alguna hoja de papel para dibujar o algo, en algún momento la voz de mi cabeza dijo que saliera a buscar lapiz y papel, pero la ignoré porque ella me dijo que me quedara a esperarla acá.

No paso mucho tiempo, pero para mi, fue una eternidad, cuando por fin la vi entrar, con una gran sonrisa en su rostro, su cabello claro caía por los lado en ondulaciones naturales, traía un precioso vestido negro de escote de corazón con tirantes, a ella no le importaba mostrar su imperfecciones, en especial la que tenia en el pecho. Caminaba audaz y reluciente con sus tacones firmes dirigiéndose a mi.

Ella se sentó en el sofá en el que yo estaba y me dirigí a sentarme a su lado, noté que traía dos cosas nuevas, una pequeña caja negra y un brazalete dorado sobre su muñeca con una placa delgada y larga, con una inscripción en esta.

Fruncí mi ceño porque no comprendía exactamente porque su brazalete decía eso, no era su nombre, tampoco el nombre de alguno de ellos, ni el mio, ni siquiera era una palabra linda, al menos no para mi, así que me giré mas hacia ella y le pregunté:

-oye mamá...porque tu brazalete dice estorbo?-un brillo peculiar llenaron sus ojos.

-¿quieres la respuesta corta o la larga?-cuestionó con una sonrisa.

-me has dicho que debo ser curioso, así que quiero la larga-respondí y ella acarició mi cabello negro.

-te contaré un corta historia-se acomodó en su asiento y yo tenia mucha curiosidad por lo que puse toda mi atención sobre ella

-hace mucho, cuando yo era una niña, conocí a un niño, y este me salvó, unos años después conocí a un chico, que me hizo la vida imposible al inicio -ella rió nostálgica- pero luego me demostró de todas las manera posibles que me amaba y no necesitó decírmelo, porque yo lo sabia, sin embargo me lo dijo una vez...solo una vez-miré su mirada cristalizarse pero tomó un suspiro y retomó su postura- y luego me salvó, y resultó que el chico que me salvó, era el mismo niño que también lo hizo años atrás...y el me decía estorbo - soltó una risa amarga- y yo lo amaba...

Paso sus dedos finos por la pulsera tallando las letras con delicadeza. Me pareció una historia demasiado triste, pero yo aun no podia comprender la situación. Así que indagué mas sobre el tema.

-¿y papá sabía sobre este chico que amabas?-pregunté confuso con el ceño levemente fruncido, porque si el no sabía sobre esto y mamá lo había engañado, yo me molestaría mucho.

Ella rió y paso su mano por mi mejía mientras miraba mis ojos de manera tan profunda, como si le recordaran tanto algo que extrañaba.

-El... era tu papá -forzó una sonrisa.

Mi mirada se suavizó y mis cejas se elevaron un poco en asombro.

Ella tomó la pequeña caja negra y la abrió, saco un anillo con diamantes negros, era exactamente igual al que ella traía en su dedo anular izquierdo.

Tomo una de mis manos que se miraba pequeña comparada a la de ella, abrió mi mano y lo puso en mi palma.

El ambiente era nostálgico, podía sentir un dolor emanar de mamá, sabía que tenia una sonrisa pero no era exactamente de felicidad.

Mamá era hermosa, fuerte y teníamos una linda familia, no entendía porque una persona como ella podía estar triste, y quería ayudarla, pero no sabia exactamente como hacerlo.

-ya esta listo, puedes leer la descripción por dentro-añadió con una sonrisa y su voz era suave y nostálgica.

Tome el anillo y lo miré detalladamente, era impresionante, siempre me había gustado el anillo de mamá, yo sabia que era un anillo muy importante para ella, jamas se lo quitaba, ni siquiera para dormir.

Incliné un poco el anillo para poder leer la descripción como mamá me dijo, mis ojos se llenaron de ilusión al ver lo que decía.

El letras perfectamente diseñadas en una fuente cursiva decía:

Adriel Wood

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~Tamara Wood~


𝐋𝐨𝐬 𝐖𝐨𝐨𝐝 © [Bilogía "Trastornos" #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora