Gustabo había encontrado algo magnífico que le hizo la vida mucho más fácil, la cangurera. Ahora podía tenerla junto a él todo el tiempo y hacer sus cosas, excepto cocinar.
Había pasado una semana y para él sentía que ya llevaba una vida entera con ella. Le platicaba cosas que jamás suele hablar con nadie por su falta de confianza, miraban películas infantiles que, sorprendentemente, entretenían a ambos. Ella aún dormía en su cuna junto a su cama, por no decir que solo dormía ahí un par de horas, ella desertaba y terminaba durmiendo en su pecho. En esos días había leído sobre el vínculo que la madre o el padre crea con su bebé, si lo hubiera leído antes de tenerla diría que era ridículo que él creara un vínculo con alguien que no conoce, pero ahora, sabía que ese vínculo se estaba creando y podía verlo cuando Brooke se recostaba en su pecho y se arrullaba con los latidos de su corazón.
Su casa estaba mucho más abastecida que cuando ella llegó, ya tenía una pequeña mecedora para ella, tenía muchos más peluches, su habitación ya estaba decorada, aunque no la usara. Se preocupó mucho por ello, ya que, en ese momento, mientras sostiene a Brooke en sus brazos, mientras ella pasa sus dedos por los tatuajes de su brazo, la asistente de servicios infantiles está revisando cada rincón de la casa.
Sabía que irían rápido, el cómo lo trataron en la agencia le hizo creer que buscarían una mínima cosa para alguna demanda, pero estaba preparado para lo que fuera, nadie le quitaría esa niña por nada en el mundo.
La asistente regresó y vio como Brooke pasaba sus manitas por el rostro de Gustabo, justo donde la barba estaba naciendo, le hacía cosquillas en las manos y cada vez que las pasaba ella comenzaba a reír.
- Hizo un buen trabajo señor García – dijo la mujer llamando su atención, ya que le estaba haciendo gestos a la bebé.
- Gracias – respondió con una pequeña sonrisa.
Gustabo estuvo más que feliz al poder cerrarle la puerta en cuanto se fue. Fue a su sofá y se sentó dejando que Brooke hiciera lo que ella quería con él. Esa noche tenía que ir al bar, ya había dejado pasar mucho tiempo en que no pisaba en bar, así que tenía que hacer un esfuerzo sobrenatural por no quedarse en casa con Brooke.
La pregunta que rondaba en su cabeza era ¿Dónde dejar a Brooke? No confía en nadie como para dejarle a su niña, entonces una chispa llegó a su mente... Lea.
Se levantó del sofá tomando a Brooke en brazos y busco el número entre todas las cosas que tenía y cuando lo encontró no dudo en marcar su número. Tal vez ella ni lo recordaba, pero no perdía nada en encargarle a Brooke.
- Seas quien seas, no me cambiare de religión, de compañía telefónica, ni de sexo así que...
- Lea, soy Gustabo – interrumpió con una sonrisa.
- Gustabo – se detuvo un par de segundos tratando de recordarlo – Cierto, el padre que teme romper a su hija – los dos rieron – Dime ¿Qué necesitas?
- ¿Aún está en vigencia tu oferta de ser niñera?
- Claro que sí, ¿quieres que vaya ahora?
- Por favor, me salvarías de una muy grande – suspiro.
- Bien llegaré en 30 minutos.
- Gracias Lea.
Cortó la llamada y miró a Brooke.
- Bien, cariño hoy el tío Gustabo estará fuera – la miró – Pero estarás con la agradable chica que me ayudó a instalarte tu grandiosa habitación – le sonrió – Tranquila, sé que dije que no confió en nada, por eso instale cámaras, bueno ya estaban ahí las cámaras, pero no las usaba – suspiro – Estaré vigilando todo desde mi teléfono, no estarás sola, si algo pasa vendré como un rayo hasta acá – la bebé le sonrió sin entender nada de lo que dijo – Si fueras más grande te dejaría un arma, pero sería mala idea – le dio un beso la mejilla.
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Ahora soy papá
Fanfiction"No seré buen padre, no puedo darle todo lo que necesita, soy un maldito asesino ¿Cómo podría darle algo bueno a un bebé?"