Capítulo 37 "El principio del fin..."

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Gustabo estaba cómodamente dormido en la cama, nada lo podía despertar a menos que alguien subiera las escaleras corriendo totalmente confundido, consternado, preocupado. Abre los ojos somnoliento y ve a su esposo vistiéndose bastante rápido.

— ¿Amor? ¿Qué pasa?

— Encontraron el cuerpo de... Kyle.

— ¿Qué? – frunció el ceño. – ¿Cómo?

— No lo sé, tengo que irme rápido.

— Espera, déjame ir contigo.

— Será mejor que te quedes, yo te llamaré si pasa algo, y Lea se llevó a las niñas.

Gustabo suspiro frustrado, pero en cuanto su esposo se fue, recibió un mensaje de Cristian que aceptaba su cita. Se levantó y se vistió, tomó su motocicleta para irse, pero antes se detuvo muy cerca de donde estaba Kyle.

Le envío un correo a Stella, diciéndole quien era y que su crimen era pasional. No hizo daño a su cuerpo, la dejó de rodillas, con el pecho totalmente abierto, mientras que en sus manos sostenía su corazón. Todos estaban ahí, Greco, Conway y el FBI, ya que al ser una agente federal todos tenían los ojos sobre el caso. Con una sonrisa se puso en marcha hasta el Tequila-la.

— Hace años que no venía al Tequila-la, sigue igual – dijo Gustabo sentándose frente a Cristian.

— Bueno, desde que ya no te drogas ya no vienes – le sonrió. – Siempre me dio curiosidad ¿cómo te limpiaste tan rápido?

— Un riguroso y horrible tratamiento de limpieza – llamó a la mesera para pedir su almuerzo. – Me quería matar al finalizar la primera semana.

— No lo dudo, yo aun consumo meta – lo miró – ¿Cómo lograste dejarlo todo? Con la paliza que te dieron, debiste tomar analgesicos.

— Sobrelleve el dolor, mantuve mi mente ocupada, no volveré a caer – le sonrió. – Ahora, Cris, amigo mío. Jamás debí salvarte la vida ese día.

— Todos salvamos a las personas equivocadas.

— Hace años salve a alguien, la única persona en la que confío ciegamente, así que no todas merecen una segunda oportunidad, pero las que sí saben aprovecharla valoran a su salvador – suspiro con una sonrisa.

La mesera llegó con el almuerzo de ambos, Gustabo le dio un sorbo a su café negro y miró a Cristian con una sonrisa.

— Kyle me dijo todo, el plan, le pagaban por información de todo y aunque Kyle tuviera sospechas de mí como el asesino serial pero no tenía nada confirmado, hasta que John fue con ella. Entre más me incriminen, me entregaría en bandeja de plata, ¿no?

— Espera un maldito segundo ¿de qué hablas? ¿Kyle y mi hermano?

— Oh, eres la oveja negra con la que no comparten nada – le sonrió – Mira esto – le mostró su teléfono con las fotografías que tomó y una grabación donde Kyle confesaba todo.

Gustabo comía con gusto ese almuerzo grasoso con desagrado, pero había pagado por él y lo dejaría ahí. Le dio otro sorbo a su café que era lo único bueno del lugar.

Cuando Cristian terminó de ver todo, estaba sin palabras, mirando a Gustabo quien mantenía esa sonrisa en su rostro.

— Yo...

— No lo sabías, porque John no confía en ti, eres patético, solo un peón que mueve para sus trabajos sucios. Porque mirate, tu hermano es Alcalde y tú sigues en una mierda de lugar, si de verdad te quisiera tal vez te hubiera apoyado con tu sueño de ser arquitecto ¿no crees?

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora