Capítulo 30 "La boda Roni"

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La boda Gambino–Salinas estaba llena de criminales y mafiosos, realmente Jack era el único "legal" en ese lugar. Le preocupaba un poco a Gustabo que de entre todos los criminales y mafiosos alguien reconociera a Jack, era un muy buen agente de la CIA, él mismo le demostró que gran agente fue y la CIA rompe barreras y fronteras, algunos de esos malditos debía saber quien era. Trató de mantenerse tranquilo, disfrutar la ceremonia religiosa donde la pareja decía sus votos y su pequeña hija era designada para entregar las sortijas de la pareja.

Cada detalle de esa boda fue perfecta, incluso cuando salieron, sus más cercanos y los hermanos de Toni, hicieron una lluvia de balas con la firma Gambino en cada bala. Eso fue tan boda de mafiosos, que le encantó a Gustabo.

Cuando todos fueron a donde es la fiesta de la boda, Gustabo estuvo en la barra probando uno de los vinos que Maia Gambino hacía en el viñedo de la familia, cuidando su copa de que su hija no fuera a atreverse de nuevo a querer probar el vino de su copa o de sus propios labios.

— Es sin duda la combinación perfecta de Horacio y Victora Volkova – dijo Carlo cuando llegó a sentarse a su lado en la barra. – Sobre todo en sus hermosos ojos.

— Es su esencia pura – sonrió Gustabo mirando a su hija. – Trato de hacer lo mejor.

— Eres buen padre, ellos están orgullosos de ti – le sonrió. – ¿Sabías que Horacio siempre habló de su hermano que lo crió?

— ¿De verdad? – lo miró.

— Sí, yo siempre protegí a Toni, y Horacio honraba eso de mí. Un hermano mayor siempre protege a su hermano menor y tú hiciste eso por él. Yo también adoro eso de ti, Gustabo, tú protegiste a mi hermanito cuando yo lo traicioné y agradezco eso.

— Quiero a tu hermano mucho, es mi mejor amigo.

— Lo sé y créeme que llegue a querer a tu hermano.

— Lo creo, Horacio era tipo de querer a sus informantes y tú fuiste su mejor informante.

— Obvio me iba a querer, por mí llegó al puesto de Director del FBI – le sonrió. – Ahora tengo de jefe a un idiota, creo lo concoes, se llama Pirce.

— Aiden Pirce, lo sé – suspiro. – ¿Qué buen jefe es?

— Es de mano dura, incluso con los informantes que le dan de comer – lo miró – Si hablas con él, dile que sea más gentil con sus informantes o pueden voltear la moneda en su contra.

Gustabo asintió y dejó que se fuera.

— Que boda mafiosa sería, si uno de los mafiosos no amenaza de muerte a tu ex – susurro mirando a su hija. – Tú y yo vamos a bailar amor ¿sí?

— Sí papi.

— Eso es, abrazame y vamos.

Gustabo fue a la pista de baile donde solo había un par de parejas, acomodó a su hija y comenzaron a bailar con la música lenta. Sus amigos, varios invitados y la pareja recién casada, miraban con ternura esa escena.

— Brooke, tú eres mi vida entera – susurró – Mi corazón late por ti, te amo con toda mi vida.

— Tabien ti amo papi.

Le dio un beso en la frente y continuaron bailando, Gustabo limpio una de sus lágrimas después de que escuchó a su hija decirle eso.

Poco después de que estuvieran con la pareja y de que Brooke no se quisiera separar de los recién casados, Gustabo bailaba con Jane cuando noto algo raro en su prometido. Jack parecía tenso y nervioso y miraba constantemente a una mesa en especial, era donde Toni estaba bebiendo shots de tequila. En cuanto terminó la pieza, dejó que Jane bailara con algunos invitados, siempre bajo la supervisión de Carlo para que nadie se propasara con su hija. Cuando llegó a su lado, Jack se sobresaltó cuando tocó su brazo.

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora