Capítulo 10 "Tormenta de nieve"

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- Totalmente sana – sonrió Claudio tras haberle aplicado la vacuna a Brooke – Incluso diré que estás más sana que papá – apretó ligeramente sus mejillas y se la entregó a Gustabo – Brooklyn está muy bien, está dentro de su peso, ya le salieron los primeros dos dientes de enfrente, pero aún seguiremos con la misma dieta.

- Está bien – asintió Gustabo mientras alisaba el vestido de su bebé.

- Cambiaremos su fórmula y también añadiremos un poco más de verduras – comenzó a escribir en la receta que le entregaría a Gustabo – Y lo normal, agua de sabor, jugos, lo mismo de siempre – le sonrió – Aquí tienes Gustabo.

- Gracias – le sonrió y guardó la receta.

- Escuche las noticias – habló mientras guardaba su lapicero – Chicago ¿eh?

- Sí – sonrió, mientras movía su pierna en donde estaba sentada la bebé – Sólo quiero dejar todo en orden, para irnos.

- Está bien, me alegro por ti – suspiro – Y te aseguro que ella estaría más que feliz por eso.

Gustabo susurro un "lo sé" y se retiró de su consultorio.

Dejo la pañalera en la parte de atrás de la carriola, acomodo a Brooke en la carriola, de tal modo que el sol no le diera en su carita y comenzó a caminar. Pocas veces se daba el lujo de dar un paseo con ella, ese día era un tanto "especial" ya que había hablado con Brooke de ir a pagar sus multas y darle una sorpresa a Jack.

Mientras hacía su recorrido a comisaría, muchas personas, hombres y mujeres, lo miraban y más de uno le coqueteaba. Es decir, un hombre alto, rubio, con una barba de unos cuantos días, lentes oscuros, una camisa de manga corta que hace lucir a la perfección sus grandes brazos y los múltiples tatuajes que tiene, y encima que va con una carreola rosa con una bebé que luce un vestido azul cielo mientras se entretiene con el unicornio que recién le compro... llamaba mucho la atención de forma pecaminosa y decente.

Había llegado a comisaría, estaba justo a pocos metros de la entrada que estaba llena de policías y algunos civiles, cuando Brooke comenzó a querer llorar, se detuvo, se quitó sus lentes oscuros y sacó a la bebé de la carriola.

- ¿Qué pasa amor? – pregunto mirándola mientras trataba de darle algunos mimos para que no llorara. – Creo saber que tienes – susurro, se acercó a la pañalera y sacó su chupón. En cuanto se lo dio ella se calmó un poco, pero ya no quería regresar a la carriola.

Creyendo que pasó desapercibido, la mayoría de los policías lo vieron y para su suerte, el Superintendente estaba en la entrada observando toda la escena con una sonrisa. No quiso hacerlo esperar más así que comenzó a acercarse a él, aunque Gustabo estaba un tanto distraído con la bebé.

- Para hacer espectáculos solo se requiere Gustabo García y su hija – dijo Jack llamando su atención, cuando lo vio le sonrió.

- Hola – sonrió Gustabo – Queríamos darte una sorpresa.

- Si me la diste, no te esperaba – miró a Brooke – Hola princesa, ¿Qué pasa? ¿Estás enojada? – preguntó haciendo un puchero, Brooke soltó una risita y oculto su carita en el hombro de Gustabo.

- Se pone tímida – sonrió Gustabo acariciando la espalda de la bebé – Por cierto, vengo a pagar una multa.

- ¿Multa? – arrugó el entrecejo - ¿De qué?

- Detuvieron mi contenedor de cocaína sin cortar de Colombia – dijo divertido, provocando una risa en el moreno – El día que ella se puso mal deje mal estacionado el auto y bueno me pusieron una multa.

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora