- Te lo suplico, no me mates por favor.
Gustabo miraba a la chica de al menos 20 años, de rodillas, con el maquillaje corrido de tanto llorar, rodeada de cuerpos descuartizados, suplicando por su vida.
- Tu vida vale mucho para mí - habló el rubio, mientras se ponía sus guantes. - Sé bien que te compraron, sé bien quien eres y créeme que te liberaría de está vida banal y vacía que tienes, pero por desgracia eres mi llamada de atención con tu cliente principal, el Alcalde.
- Por favor, no me lastimes, juro no decir nada.
- En verdad lo siento mucho Katrina.
Katrina era la prostituta favorita y exclusiva de John, le pagaba todo lo que necesitara, le dio un gran pent house, tenía un BMW nuevo, esa chica sacaba mucho provecho del Alcalde y sabe bien que perderla lo hará flaquear. Además que así le dará una llamada de atención, una sola advertencia, de que si se mete con él o su familia, acabará muy mal todo.
Ella no tenía culpa de nada, así que no haría su muerte tan dolorosa, simplemente le dio una inyección para que durmiera y dejara de respirar, haciendo su trabajo más fácil.
Disfrutaba su trabajo, Gustabo disfrutaba cortas y abrir la carne de su víctima, sentir la sangre salpicar el su rostro, manchar sus manos en la espesa y caliente sangre, su adrenalina, su éxtasis, las endorfinas en su cuerpo, lo hacía volar mejor que cualquier droga que haya consumido. No había comparación para su trabajo.
Poniendo cada órgano en hieleras tal y como Natalia le enseño, se dio el lujo de preparar el regalo que esa mañana recibiría su muy querido amigo Johnnattan. Poco antes de las 4 de la mañana fue al hospital, encontrándose con Lara, la directora del hospital, en el estacionamiento. Dejó las 7 hieleras que llevaba en su auto y la miró con una sonrisa.
- Natalia no imaginó jamás verte en este plano, pero admito que te enseñó bien ¿no te gustaría estar en mi equipo profesional de cirujanos? - dijo con una sonrisita.
- Por más que disfrute el trabajo, prefiero mantenerme de este lado donde no importa si vive o muere - sonrió de lado - Espero todo esto sirva.
Unos cuantos enfermeros aparecieron, llevando las hieleras, los órganos debían ser usados rápidos.
- Servirán querido - lo miró - ¿Te veré aquí el sábado? Hiciste posible la inauguración de la nueva ala del hospital.
- Estaré ahí - dijo con una sonrisa - Es mi muestra de amor por lo que ella hizo por mí, mínimo debería estar presente - suspiro. - Fue bueno verte Lara, nos veremos después.
Hace solo un par de años había comenzado a trabajar con Lara en una nueva ala para el hospital, "Trasplante y donación de órganos, Natalia Campbell." Era un tierno gesto que tenía hacia ella y por todo lo que había hecho por él y cientos de personas.
Pasó a la cafetería por el desayuno, subió a su auto y condujo a casa para estar cuando Jack se despertara. No, está vez no lo drogó, solo le dijo que tenía un problema en el bar que tenía que resolver. Cuando llegó a casa, se encontró a su hija saliendo de la cocina con el biberón en sus manos, cada vez estaba más grande y tenía más fuerza en sus piernas para sostenerse y caminar sin caerse.
- Buenos días - sonrió Gustabo al ver a Jack preparando una taza de café - No hagas el desayuno, ya lo compre - dejó una bolsa de papel sobre la mesa.
- Buen día - le sonrió - ¿Recién llegas?
- El trabajo se alargó.
Jack suspiró, miró a Gustabo perseguir a la pequeña Brooke que no se dejaba atrapar, hasta que la dejó ir a su habitación. Se le quedó mirando al rubio y cuando él lo miró, esa sonrisa que segundos antes tenía con su hija se le borró.
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Ahora soy papá
Fanfic"No seré buen padre, no puedo darle todo lo que necesita, soy un maldito asesino ¿Cómo podría darle algo bueno a un bebé?"