Capítulo 45 "Gustabo García"

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Bajo la luz de la luna, sobre la paja yacía grandes cantidades de sangre y un hombre que sostenía del cuello a un hombre que estaba casi muerto, los dos cubiertos de sangre, junto a ellos yacía otro cuerpo posiblemente sin vida ya que hace unos minutos dejó de moverse sobre el charco de su propia sangre. Rodeados de cuatro hombres que miraban aquella escena con satisfacción y morbo.

Ricardo era sostenido de su cuello, sin ojos, sin varios dientes, escupiendo sangre, jadeando y sabiendo que frente a él a aquel que se decía ser Dios.

Loky bañado en la sangre de aquel hombre, apretando los dientes y mostrando una macabra sonrisa, su mirada totalmente oscura y el deseo de seguir hasta perderse totalmente en los restos de aquel hombre. Sí, era conocido como Dios, pero todos saben que Dios también se venga, Dios derrama sangre, Dios acaba con la vida de aquellos que dañan a los que le son leales.

— No te mataré – susurró Loky — No lo haré, porque eso me convertiría en algo que no soy. Y yo soy buen padre, no soy un asesino.

Soltó su cuerpo lanzándolo junto a su imitador, fue su hermano quien se acercó y lo levantó del piso. Los dos se miraron, iluminados por la luna llena, dos Nygard que por primera vez se comprenden y se apoyan, dos Nygard que se veían como verdaderos hermanos.

— Ve a casa hermano.

Hank le dio su bastón y Loky lo sostuvo, manchando la calavera de sangre, todos se fueron dejando a Magnus solo.

— Mi hermano ha sido compasivo contigo, yo en cambio no soy él y no quiero que asustes a los caballos con tus jadeos y quejidos – sacó su arma con un silenciador puesto – Te liberare de tu dolor, algo que no mereces pero que te concedere.

Una sola bala en la cabeza fue suficiente para que eso acabara.

Todo había terminado de cierta manera.

Loky obtuvo su venganza sin terminar con la poca percepción que tenía, logrando respirar en paz y aliviar un poco su dolor. Magnus por primera vez había comprendido a su hermano y supo que aquel tiro de gracia debía dárselo alguien ajeno a su mundo, alguien que no asesina.

Todo había caído en su lugar.

Loky no volvió a ser el mismo de antes una parte de su alma, de su espíritu se la había llevado Carisi y jamás volvería, pero aprendió a ser la mejor versión de él mismo para su hijo y trato de mantener la memoria, el recuerdo de su esposo con vida para que su hijo no lo olvidará. Y así fue, el pequeño Gustavo creció sabiendo que su padre fue un héroe y cada que él quería le pedía a su padre ir a la estación de bomberos donde aún los recibían con los brazos abiertos, donde mantenían las placas de los hombres caídos, donde estaba el legado de su padre y Loky de alguna manera siempre supo que todo eso lo motivaba a seguir ese legado.

Pero en todos esos años hubo algo que Loky siempre busco, la red de pornografia infantil a la que su hijo hubiera sido vendido si no hubiera encontrado a su madre a tiempo.

— Ya han pasado más de dos años desde que asesinaron brutalmente a Horacio y Victoria Volkova — dijo Loky mientras revisaban las nuevas pistas de aquella red. — Tengo ojos en todos lados, pero no hay nada.

— ¿Qué lugar es casi imprescindible para el ojo humano? – dijo Magnus. – No están en Estados Unidos o China, ellos deben estar en Rusia.

— ¿Crees que están en Rusia?

— Lo creo, ellos han protegido por años a tipos así.

— Tendremos que ir a Milán este año – dijo Loky pasando una mano por su cara. – Suficiente tengo lidiando con Carlo Gambino, como para lidiar con los rusos ahora – suspiro.

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora