Capítulo 26 "La casa de Natalia..."

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Gustabo aún mantenía la casa de Natalia a su poder, estaba en el área de ricos obviamente, le gustaba esa casa, ambos se sentían en la cima del mundo en esa casa. Nadie lo buscaría ahí porque nadie está consciente de esa casa. Dejó a su hija sobre la cama de Nat, mientras él iba al baño para poder curar y coser sus heridas.

Nuevamente en este lugar, así es, volver al baño, mirarse en el espejo para poder ver y curar sus heridas correctamente. Abrió el botiquín y sacó un par de analgésicos, fue a la cocina y tomó la botella de vodka para poder tomar sus pastillas. Quiso darle otro trago a la botella, pero se detuvo.

— No estás solo, ya no eres ese – se dijo a sí mismo.

Ya no era el mismo Gustabo que entraba en esa casa, bebía alcohol y esperaba a su chica de su turno del hospital, solo para hacerle un masaje e ir a dormir. Ya no era el estupido que se drogaba, que peleaba con Natalia solo por querer pasar más tiempo juntos. Ya no más.

Esa casa se la dejó a él, claramente lo dijo en sus últimos deseos, esa casa sería para Gustabo. Pero no la usaría, no quería pertenecer al hogar que se supone sería para ellos dos, contrató a alguien para que fuera una vez al mes para limpiar, solamente eso. Nunca sabía cuando podría usarla para escapar.

Miró el reloj, cinco de la mañana, tenía que dormir un par de horas al menos para saber qué hacer. Fue hasta la cama donde su hija ya estaba fuera de las sábanas y ahora estaba boca abajo extendida sobre la cama, se le dibujó una sonrisa y por un momento olvidó todo lo mal que estaba. Se recostó a su lado y cerró los ojos, trataría de descansar.

Brooke despertó a su padre, abriendo sus párpados y metiendo sus deditos dentro de su nariz, el rubio despertó quitando gentilmente las manos de su hija en su cara.

— ¿Qué te pasa Brooklyn? – sonrió mirándola. La luz que entraba por la ventana iluminaba el cabello ahora tenía un tono de rubio cenizo, su heterocromía lo hipnotizaba, pasó sus manos por su cabello y le sonrió. – Buenos días amor. Necesito reposo, con el mínimo esfuerzo los puntos se pueden abrir y papi no puede estar débil, así que pasaremos el día en casa de Natalia, lo bueno de todo esto es que tiene una piscina y vamos a poder nadar un rato.

Levantándose con cuidado de la cama, bajó a su hija de la cama y tomo su mano, poniendo su mano libre en el costado ya que aun le dolía para caminar, el baño de la habitación era un caos así que ni se acercó ahí, guiado por lo pasitos de su hija, dio un breve recorrido al segundo piso, observando todo en su lugar y en buen estado. Al llegar a las escaleras, cargo a su hija y bajó hasta el primer piso, fue a la cocina y encendió la cafetera, no había mucho que escoger en la despensa y conocía muy pocos lugares para comer en la zona rica de Los Santos, pero algo le decía que tendría que buscar uno de esos lugares, nadie se le ocurriría que él fuera a comer a esos lugares simplemente porque "son lugares para opresores" eso dijo la primera vez que Jane le dijo porque no comían en un lugar de alta calidad que no fuera el de su mejor amigo el italiano.

Volvió a donde estaban las escaleras y bajó al estacionamiento de la casa, estaba su auto junto al BMW rojo de Natalia, ese auto vio tantas cosas, cuerpos mutilados, órganos, hombres drogados y ni una sola multa, todo por ser auto de la mejor cirujana y subdirectora del hospital general.

Abrió la cajuela de su auto, dejó un momento a su hija en el piso advirtiéndole que no se alejara pues no sabe qué tantas cosas puede haber que le haga daño. En la cajuela había un fondo falso, donde tenía un par de maletas con pasaportes, armas y dinero. Si quisiera escapar era su mejor oportunidad, pero no lo haría, solo quería ropa limpia, un teléfono desechable, ropa para su hija y su fórmula para darle de comer.

Volvieron al primer piso, encendió la televisión y puso las noticias, quiere escuchar si han dicho algo sobre lo que pasó ayer, si John da la cara. Le dio a su hija su biberón mientras él tomaba su taza de café, sentados en el gran sofa negro, bebian en silencion mirando la gran pantalla.

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora