Capítulo 42 "Conway"

139 11 1
                                    

En Belfast pocas cosas pasaban sin que Loky sepa o algún civil que sabe las consecuencias de que algo salga de la vista de Nygard y prefiere hablar a convertirse en cómplice, todo está bajo control en Belfast y se mantiene las cosas en paz.

Lo poco que quedó de los cuerpos de las mujeres y el hombre a los que Loky tuvo retenidos, estaban exhibidos en el muelle, el lugar donde todo pasó. Los locales lo llamaban como "acto divino" todos saben que Loky era llamado como Dios, y vaya que le encanta el apodo. Lo hace aún más intocable.

Esa mañana Loky volvia a lucir una cangurera del color negro, algo que hacía juego con su traje. Discutía algunas cosas con sus abogados sobre los nuevos terrenos que quería adquirir para el cine y el refugio de mujeres. Cuando recibe un mensaje de Hank a su teléfono privado.

"Tenemos visitantes admirando la obra de arte de Dios, no son de por aquí."

Loky levantó ambas cejas sorprendido de que alguien fuera a Belfast, extranjeros en especial. Le respondo y le dijo que lo siguieran todo el día, si llegaban a entrar a un club, le llamaran.

— Haremos una oferta por los terrenos y en cuanto el ayuntamiento acepte los proyectos comenzaremos la construcción señor Nygard.

— Gracia Marcus.

Tomó a su bebé y lo puso en esa elegante carriola que Hank le regaló, le dio su chupón y salieron de su oficina, por una vez al año quiere comportarse como un padre normal, con problemas de la vida cotidiana con su pequeño hijo. Tras decirles a sus hombres que estaba bien solo, comenzó a dar un paseo por las calles, la mayoría de las personas le saludaban amablemente, y es que en todos esos años con la corona del imperio Nygard, no sólo ha impuesto temor a Belfast, sino respeto, la personas saben quién es y lo que hace, pero también saben que ha dado tantas cosas buenas. Por algo le apodan Dios, él da cosas buenas a quienes hacen cosas buenas y ese es el resultado de aquellas palabras.

Detuvo sus pasos cuando se detuvo frente a la biblioteca pública que él mismo abrió hace un par de años atrás, a la cual no entró desde la inauguración. Tras pensarlo mucho, entró en la biblioteca, y solo decidió caminar entre sus pasillos, mirando a chicos estudiando o leyendo, algunos con libros de autoayuda o con sagas famosas, pero claramente entró ahí con una idea en mente, la zona infantil.

Había un rincón dedicado a niños, e incluso un club de lectura, pero ahora no necesitaba eso. No sabía bien que buscar, todo era tan colorido lleno de dibujos y animales, que tomó un libro pequeño que tenía tres gatos, fue hasta una sala, donde varias mamás estaban leyendo con sus hijos él se sentó apartado de ellas claramente y acomodo la carriola de modo que quedara su bebé frente suyo.

— El gato que le cantaba a la luna — leyó el título del libro hizo una extraña mueca que le pareció divertido al bebé. — Vaya nombrecito para un libro infantil – susurró y lo abrió. Admite que no está muy apegado a la lectura, pero ahora tiene un gran motivo para leer. — Había una vez – se detuvo y suspiro. – Claro que es un cuento para niños cuando empieza así – miró a su bebé que estaba atento mirándolo. – Ya, lo siento cariño, papá no está acostumbrado a historias que comienzan con "había una vez" pero haré el esfuerzo.

Para Loky toda historia que comienza con un "había una vez" es de ley que tiene final feliz y no le gusta eso, los finales felices son algo que le desagrada por completo. No evito pensar en su padre, él le había hecho odiar los finales felices porque jamás tuvo un comienzo feliz. Pero entonces miró a su bebé, ¿por qué ser como su padre? Había estado evitando todo ese tiempo ser su padre. Si de verdad quiere ser diferente, tiene que hacer la diferencia con su hijo.

— Había una vez – dijo con un poco de más animo — Un gato negro que le cantaba a la luna con dulces y tiernos maullidos, ronroneaba cuando la luna era grande y brillante, amaba la luna y la luna lo amaba a él. – se detuvo y miró de nuevo la portada del libro, frunciendo su ceño y pasando una mano por su barba de unos días. — ¿Es un libro de niños? Suena más a una novela barata. No te arruinaré esto, solo déjame hojear el libro.

Ahora soy papáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora