Maga era una bruja a la cual Gustabo conocía bastante bien, tiempo atrás se enfrentó a ella en uno de sus trabajos, era tan escéptico que cuando le dijo ella misma que era bruja, él no le creyó y ella lo hizo creer en un mundo que era una simple fantasía para él. Maga vive en un lugar que es invisible para el ojo humano, a Gustabo le costó demasiado hallar ese lugar, pero con sus constantes visitas su ojo fue apto para la magia de la bruja.
Cuando Natalia se sacrificó, él había caído en un foso tan profundo que su única salida fue volver a verla en el mundo de los muertos. Maga le advirtió que el costo era muy elevado, para poder contactar a un muerto, debería tener algo de dicha personas y una parte de su alma, Gustabo aceptó sin dudarlo. En todos esos años había perdido suficiente alma como para volverse un insensible, pero Natalia llegó a razonar con él y muy pronto, Gustabo dejó de ver a la bruja y pudo recuperar su alma pérdida.
El costo de hablar con los muertos ya no solo sería su alma, Maga se aprovecharía de su "don" asesino, ella requería cosas que solo alguien como Gustabo le podría dar y eso era algo tan santo como el corazón de mujeres santas y castas.
Para ingresar al mundo de los muertos, debía morir, para ello necesitaba por así decirlo "quemar" un poco de su alma para que cruzara del velo. Su corazón era la entrada para encontrarse con la mujer que una vez amó tanto, Natalia. Y con los anillos de su hermano y su cuñada, era su entrada con ellos.
Maga hizo el ritual preciso para llevar a Gustabo al mundo de los muertos, ligandose con él para no perderlo. Ahora era cuestión de tiempo para volver a traerlo.
Gustabo abría los ojos, a diferencia de todas sus visitas con Natalia que siempre despertaba con ella en una cama con claros indicios de haber tenido sexo con ella, esta vez, estaba en una cena, vestia su traje armani, había velas, rosas y entonces pudo verla a ella, llegar con una nueva botella de vino.
- Es la última botella de vino en mi casa - dijo con una sonrisa, sentándose de nuevo frente a él - Dudo que aún siga ahí - Gustabo la miraba con una gran sonrisa, sintiendo esa gran calidez en su pecho que solo ella generaba, Natalia levantó la vista y lo miró con una pequeña sonrisa - Podre estar muerta y siempre me miraras y sonreirás de la misma manera.
- ¿Y cual es esa manera?
- Como si estuviera con vida - le sonrió tierna.
- Para mí, siempre estarás viva - tomó su mano y le dio un casto beso en ella.
Entonces ella comenzó a examinarlo, era como si analizara cada facción suya y lo descubrió muy pronto.
- Cambias - susurro y Gustabo le sonrió bajó la mirada con un ligero sonrojo - ¿Quién es ella? Debe ser santa para que pudiera lograr lo que yo no pude, estar limpio de toxinas, algo sobrio y feliz - sonrió sin dejar de mirarlo - Quiero saber que tan santa es ella.
- Es tan santa que me ha hecho cambiar mi motocicleta por un auto.
- ¡Eso es una desgracia! Gustabo García conduciendo un auto en lugar de su grandiosa motocicleta, eso debe ser un milagro o una desgracia - los dos rieron - Ya dime, ¿quien es ella?
- Se llama Brooklyn - sonrió de lado - Y es mi hija - la reacción de Natalia fue digna de poner en un cuadro, Gustabo soltó una risita, ella abrió la boca y casi deja caer su copa de vino - En teoría aún no es mi hija, estoy en proceso de darle mi apellido.
- Espera un segundo - carraspeo, dejó su copa sobre la mesa - ¿Tienes una hija?
- En teoría, aún no es mi hija, sigue siendo mi sobrina.
Natalia abrió los ojos, tuvo que pestañear un par de veces para que comprendiera del todo las palabras del rubio. Gustabo estaba tan divertido que podría decirle más cosas con el solo hecho de no perder su reacción.
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Ahora soy papá
Fanfiction"No seré buen padre, no puedo darle todo lo que necesita, soy un maldito asesino ¿Cómo podría darle algo bueno a un bebé?"