CAPÍTULO 4️⃣0️⃣

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—Juan...— Tome su mano. —No se como decirte esto pero se dio el momento y no te lo iba a decir así.

—Dime.

—Estoy embarazada y es tuyo.

—¿Qué?. Estoy confundido ¿cómo estás embarazada?.

—¿Estas dudando de mí?.— Lo solte y me mostré molesta.

—No, no mi amor pero es algo extraño y yo no puedo tener hijos o más bien eso creí.

—Dices que jamás te hiciste exámenes de fertilidad ¿cierto?.

—Nunca lo hice, siempre creí que era yo el del problema.

—Bueno pues ya viste que no, estoy muy embarazada y tengo 3 meses.

—¡Mi amor!. ¡Te amo!.— La abrace y bese. —Me haces el hombre más feliz del mundo.

—Yo también te amo.

—Voy a tener un hijo no lo puedo creer.—Me lleve las manos a la cara y la agarre para besarla. Sentía sus labios con los míos, nuestras lenguas se juntaron y la besaba lento y apasionado. —Te extrañe tanto mi amor.

—Y yo a ti guapo.

—Dime ¿quieres ir a desayunar mañana?.

—No se si pueda, viene mi hermano de Canadá y tengo que ir al juzgado.

—¿Eso porque?.

—No te dije pero Carlos me demando y mañana tengo que empezar a ir al juzgado y ver quien se queda con la custodia de nuestros hijos.

—¿Te podría ayudar en algo?.

—No, no te preocupes todo esta bien.

—Bueno cuando puedas nos escapamos por ahí ¿qué te parece?.

—Fabuloso.—Le sonreí y arrugue mi nariz.

—Lo mejor sera que me valla, tal vez para tus padres ni tus hijos sea prudente que un hombre como yo esté aquí solo con esta mujer tan hermosa.

—Tienes razón muñeco te acompaño a la puerta.— Asi lo hice, le dí un beso de despedida y quedamos de vernos después.

—Te amo hermosa hasta luego.— Le mande un beso.

—Me llamas cuando llegues a tu casa.— Le dije "te amo" en silencio y cerre la puerta.

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Me levante como cualquier otro día pero con la diferencia de que hoy no podía con el dolor de cabeza, decidí llevar a mis hijos a la escuela y en eso recibo una llamada de un número desconocido, contesté, lo cuál es raro porque nunca contesto. —¿Hola?. ¿Quién habla?.

—¿La señora Itati Cantoral?.

—Ella habla ¿con quién tengo el gusto?.

—Señora soy la maestra Margarita Ramírez de León soy maestra de Roberto Hernández su hijo.

—Claro dígame.

—Le hablo porque me gustaría verla en persona y dialogar sobre un asunto muy importante.

—Claro que si maestra, ¿es algo malo?.

—Mejor se lo comento cuando este aquí ¿le parece?.

—Si, me parece perfecto.

—Gracias nos vemos.

Colgué y baje a desayunar algo preocupada, tal vez al comer se me baje el dolor de cabeza.

~•DIECINUEVE•~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora