Llegue a mi casa algo cansada y agitada, el día de hoy a sido muy pesado y siento que no puede pasar algo peor. —Hola mamá.
—Itati ¿cómo te fue?.
—Pues bien, ¡O eso creo!... No se.
—¿Porqué lo dices con ese tono?.
—No quiero perder a mis hijos mamá.—Mi voz comenzo a cortarse y sentía ganas de llorar. —No quiero.
—No lo harás hija sabes que tu papá y yo te vamos a ayudar.
—Y ahora estoy más decidida que nunca, mañana nos vamos a Canadá para que mi hermano nos ayude con todo esto.
—¿Porqué cambiaste de decisión?.
—Hace rato en la corte Carlos dijo muchas mentiras sobre mi que me dejan con muy mala imagen ante el juez, hasta dijo que los abandone ¿Puedes creerlo?. Con eso me deja en claro sus intenciones y no pienso dejarle el camino libre.
—Hija entiendo pero no debes hacer tantos corajes piensa en tu bebé, ¿ya fuiste a checarte como está?.
—No, no tengo tiempo tengo muchas cosas que hacer como ver el problema que tengo con Roberto de que lo suspendieron, Maria con su rebeldía y Eduardo bueno Eduardo por él momento no me a dado problemas pero estoy segura no tarda.
—Deberias hablar con ellos, pregúntales como se sienten, que piensan, el porque se comportan así. Porque eran muy buenos niños ¿Cómo fue que cambiaron de pronto?.
—Pues ellos lo han dicho y yo soy la culpable, los descuide mucho y todo por una aventura con Juan. Y el precio que estoy pagando por eso es muy alto.— Mire el suelo con tristeza. —Dios me está castigando por ese error y valla que si.
—Itati no, no digas eso. Dios no castiga y él, solo él sabe porque está haciendo todo esto. Jamás cuestiones sus acciones.
En ese momento tocaron la puerta. —¿Quien será?.
—Yo voy a abrir tu toma un poco de agua, sientate y relájate un poco mi niña.— me diriji a la puerta y abrí.
—Buenas tardes señora Itati.
—Buenas tardes Carlos ¿qué se te ofrece?.
—Vengo por mis hijos.
—¿Cómo?. No puedes.
—Claro que si traigo una orden.
—¡Mamá!. ¿Quién es?.— Me quede sorprendida al vez a Carlos aquí. —¿Qué se te ofrece?.
—Le digo a tu mamá que vengo por mis hijos.
—¿Qué?. Carlos no puedes llevartelos.
—Si Itati aquí tengo una orden del juez donde dice que se quedarán conmigo hasta que se dicte el final del juicio.
—¿Estás hablando enserio?. ¡Déjame ver eso!.— Le arrebate el papel de la mano. —¡No!, tu no me puedes hacer eso.
—Claro que si, son mis hijos.
—¡Pues los míos también!.
—Voy a llamar a la policía Itati ¡Te lo advierto!.
—De aquí ellos no salen ¿Me entendiste?.
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Estaba en mi cuarto junto con Roberto, él estaba jugando con una pelota lanzandola hacía la pared y escuchamos gritos abajo. —¿Quién gritara?.
—Debe ser mamá, anda muy isterica últimamente.— Seguía jugando.
—Roberto es enserio, deja eso y vamos a ver que es.
—Esta bien veo por Maria asi si nos regañan que sea a los tres.
Salimos de nuestras habitaciones hacia la sala que era de donde se escuchaba más ruido y estaban mi mamá y mi papá peleando en la sala.
—¡Niños!.—Dijo Carlos. —Que bueno que bajaron porque nos vamos.
—¿A dónde?.
—Se van conmigo hija.
Los tres nos miramos con confusión.
—¿De verdad papá?.
—Si, vallan por sus cosas.
—¡De aquí no se va a nadie!.— Dije entrando enojado a la casa.
—¡Don Roberto!. ¡Buenas noches!.
—Buenas noches Carlos dime, ¿Qué estas haciendo aquí?.
—Vengo por mis hijos, aquí esta la orden del juez y me los puedo llevar.
—Dejame verla y llamarle a mi hijo Roberto para que me pueda confirmar que sea verdad.
—¡Papá!.— Me avalance a el y llore con mucho sentimiento. —No dejes que se los lleve porfavor, ellos merecen estar aquí. Conmigo.
—Si claro llorale a tú papá, haz un drama como siempre para dejarme en mal.
—¡CALLATE CARLOS!. A MI HIJA NO LE HABLAS ASÍ. Y DE AQUÍ NO SE VA NADIE. ¿ENTENDISTE?.— Lo mire de una manera retadora y el nunca bajo la guardia.
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~•DIECINUEVE•~
RomanceInfidelidad, muerte. ¿qué es peor?. Tu solo quieres estar con el hombre que amas, es solo una "aventura" ¿Qué podría pasar?. Itati debe decidir si mantener su familia estable y su matrimonio a flote o estar con el hombre que de verdad ama.