10. Tormenta

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JAMES

La llevo directo a su casa y me detengo frente. Ha pasado todo el viaje en silencio y se enterraba las uñas en la palma de las manos, es una manita cuando está molesta, y nerviosa.

— ¿Quieres bajar? — le pregunto, porque tenemos varios minutos y no se mueve, ni habla.

— ¿Porque personas que no me conocen pueden decir cosas tan feas sobre mi? — dice y miró sus manos.

— Por eso, porque no te conocen y creen que no te doleran las mentiras que dicen — le agarro las manos — deja de hacer eso, te vas a lastimar — miro sus palmas, las tenía rojas y con marcas de sus uñas — no dejes que eso te afecte, pequeña.

— Dicen que yo quise destruir el matrimonio de papá con Lauren — habla y suspira

— Tu no hicistes nada de eso, quien te conocemos, sabemos lo que en verdad pasó — le digo para calmarla.

— Por eso él me envió lejos, porque yo era una malcriada — continuo y la veo triste con todo esto.

— No lo eres Olivia, eres dulce — le acaricio la mejilla — y tienes unas lindas pecas.

Me mira, forzó una sonrisa.

— Olvidemos eso — pongo en marcha el auto.

— ¿Qué haces? — pregunta confundida.

— No quieres estar aquí — le digo — y yo tampoco quiero dejarte tan deprimida como estas, asi que te llevare a un sitio

— James, deja de jugar, si nos ven juntos. Todo esto se complica.— se queja.

— No me importa que nos vean juntos — le digo y le sonrió para que se sienta tranquila.

— Seguirán los rumores si nos ven — mira por la ventanilla mientras pone sus manos en su regazo y veo como sigue enterrando las uñas.

— Lo hacemos real entonces — le digo y me mira sorprendida, tomó sus manos — deja de hacer eso.

Ella suelta mis manos, no decimos nada más durante reto del camino.

Empieza a llover en el momento en que entro al terreno de mi familia.

— No quiero ver a nadie — dice y me mira cuando en vez de tomar el camino hacia mi casa tomo el camino hacia la casa vieja, la de mis abuelos.

— Solo me veras a mi, y si te molesta verme, me voy, te dejare sola — le digo y la veo sonreír.

Detengo el carro frente a la casa, el camino a la casa es de piedra, llueve y están resbalosas, así que la agarro con fuerza por la cintura. Ella se abraza fuerte de mi, porque la lluvia arrecia y apenas podemos ver.

Cuando llegamos a la puerta, toco. Claudia, la chica que cuida la casa nos abre.

— ¿James? ¡estas empapado! — mira a Olivia, que tiene el cabello mojado y que se abraza muy fuerte de mi.

Hacía mucho frío.

— Claudia, ¿puedes por favor traernos toallas y una bata para Olivia? — ella la vuelve a ver.

— Si, claro — Claudia se marcha y Olivia me mira.

— ¿Traes a muchas chicas? — yo sonrió

— Claudia las botaría, no me dejaría ni entrar — le digo y me quitó la chaqueta.

— ¿Y a mi?

— Eres Olivia Bennett, aquí puedes estar como si fuera tu casa. — le sonrió

— ¿No entiendo porque dices eso? — pronto lo entenderás, pequeña

La Pequeña HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora