44. Su Olor

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Despierto con ese sabor amargo en la boca y un dolor de cabeza que no me deja siquiera moverme, me muevo y puedo sentir el olor de James.

¿James? recuerdo a Susanna Lennux y me levanto de golpe y todo me da vuelta, me sostengo la cabeza con las manos y miro a mi alrededor.

— ¿Que hago en el cuarto de James? — desde que supimos lo del testamento James ha dormido aquí en nuestra casa y este ha sido su cuarto desde entonces.

Claro que nuestro cuarto principal está adecuado para los dos, aun asi el duerme en este, miro a mi alrededor y no hay rastros de él por ninguna parte, me miro y estoy con un camisón blanco, mi cabello está enredado como si hubiera tomado una ducha y no me peine antes de dormir, y no recuerdo como carajos llegue aqui. Lo único que sé es que estoy en mi casa, en la casa que compartiré con James.

Voy al baño y me lavo la cara y me miro en el espejo, estoy horrible.

— ¡Por tu culpa James Harrison, todo esto es tu culpa! — digo en voz alta mirándome mi imagen.

Voy hacia la cocina para tomar algo que me quite el dolor de cabeza y me lo consigo en el comedor, está furioso, lo sé, por la arruga que tiene entre ceja y ceja.

— ¿Qué hora es? — le pregunto

— 10 de la mañana — es tarde, ¿qué hace aún aquí si es día de trabajo?

— ¿Necesitan algo los señores? — pregunta Simone, la chica del servicio.

— Traigale a la señora un jugo y unas aspirinas — le dice él, me siento en una silla del hermoso comedor de madera que elejí, elegante y moderno con 10 puestos

Estoy mareada, él apoya sus manos en la mesa y me mira, no lo quiero ver

— ¿Cómo te sientes? — pregunta

— ¿Quién me trajo? — tengo la cabeza un desastre

— El imbécil de tu esposo — está molesto.

— No ando de animos James — digo, porque en verdad no aguanto la cabeza y no quiero discutir.

— ¿Y cómo crees que estoy yo Olivia? no me has dejado trabajar, ya llevo un dia perdido de mis reuniones — me reclama

Simone pone delante de mí un franco de aspirinas y un frio jugo de naranja, que me todo de una vez porque siento que mi cuerpo se quema por dentro.

— Yo no te estoy prohibiendo ir a trabajar — le digo y me levanto para irme, no estoy de humor para esto.

Pero James es rápido, rodeo la mesa y me toma por el brazo.

— No Olivia, no te escaparas de esta — dice

— James — trato de que me suelte pero me toma del otro brazo haciendo que lo mire.

— ¿Explicame qué es eso? — no entiendo de qué habla.

— ¡Déjame! — me quiero ir, porque sé que esto empeora mi dolor de cabeza.

— ¿Olivia Bennett, que carajos es eso? — me agarra con fuerza y no me gusta, me hace mirar la mesa y luego lo miro sin entender qué es eso.

— ¿De quién es eso? — le pregunto.

— Tuyo — ¿QUE?

¡NO SE DE QUE HABLA!, me pongo nerviosa porque se que es eso, y yo no uso esas cosas, no me gustan, muerdo mi uña mientras pienso, no se de donde salió.

— ¿No me vas a decir nada? , eso estaba en tu bolso, ¿desde cuando las usas? — James me pone muy nerviosa — ¿desde cuándo? — insiste y me habla muy alto

La Pequeña HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora