23. Corre

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Recce y yo tenemos la costumbre de correr por los alrededores del terreno de las casas. Es buen ejercicio y a veces hacemos competencia a ver quien gana, en la mayoría le gano yo.

Desde que empezó la tormenta, no salimos, hoy aunque estaba nublado decidimos correr. Y como nunca, me ganó. Mi cabeza está un caos por culpa de Olivia y sus niñerias.

Escuché reír a Recce cuando llegó y él está apoyado del árbol donde siempre nos ponemos de meta.

¡Mierda!, me ganó con mucha ventaja.

— Primo, ya estás viejo — dice y ríe.

— ¡No jodas! — le digo sin aliento y me tiro al suelo entre hojas húmedas y hierba.

—¿Qué pasa? — me pregunta y se sienta a mi lado, yo apoyo mis manos en la hierba y está fría.

— Nada... trabajo — digo e inclinó la cabeza hacia atrás, siento pequeñas gotas de lluvia caer en mi cara.

— ¿Trabajo o es Olivia? — escucho su nombre y me tibia la sangre.

Lo que me hizo la otra noche me tiene cabreado, es que lo veo con su cara como si no pasara nada y me pongo peor. ¿Qué carajos es eso de decirme que no la tocaré más? si en una semana estaremos casados, yo quiero un matrimonio real, no una mentira.

— Es Olivia, no necesito que me lo confirmes — dice y me ayuda a levantar mientras empieza a llover.

Corrimos y nos refugiamos cerca del cobertizo de la casa de mi tío. Antes tenía un taller donde él se dedicaba a trabajar con madera, era algo que le gustaba, lo recuerdo de niño, pero hace muchos años ya no hace nada, solo beber y gastar dinero que no tiene. Recce y Connor son los que se encargan de cubrir todo y sé que no están tan bien como hacen creer. Lo del pago de la matrícula de Bere, me encargare yo, no dejaré que la malcriada de Olivia haga nada por mi familia, ella no tiene que hacer esas cosas, no es su obligación, es mi familia.

— ¿Están peleados? — me pregunta y sonrió, mientras vemos caer la lluvia sobre el lago que está detrás de la casa.

— Tonterías de ella — digo y me abrazo, está empezando hacer frío.

— Tienes suerte James — dice — que te haya elegido Henrry a ti y no a ninguno otro. Como como Connor o como yo.

— Que tonterias dices Recce — trato de reír y él me mira.

— Todos sabemos que esto de tu matrimonio lo planeó él — ríe con tristeza — quizas antes de que Olivia naciera, por eso su empeño en tí, en que estudiaras en las mejores escuelas, en que fueras a la mejor universidad, en que tuviera un buen puesto en la empresa.

— Eso me parece ridículo — bufo — es estupido pensarlo siquiera.

— ¿Por qué? siempre lo he pensado, y Connor también piensa igual. Ni te enviamos por eso, al final, siempre te has destacado por sobre nosotros, eres el mejor — dice y lo miro y suspiro.

— ¡Que imbecil eres! — le golpeo el hombro y el rie

— Hoy no lo fuistes mucho, yo te gané — rie mas duro

— La próxima vez no pasará — le doy otro golpe en el hombro porque no deja de reírse.

******

Cuando llego a mi cuarto me quito la franela, porque estaba sudada y se moje cuando viene hacia la casa. De repente oigo ruidos en el baño y miro extrañado. ¿Quién está usando mi ducha?

Cuando entro al vestier veo sus botas y su bolso en el piso. ¿Olivia? Como si fuera cámara lenta entro al baño y la veo, completamente desnuda.

La Pequeña HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora