19. En dos semanas

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Como era de esperance era imposible tener un tiempo a solas con Olivia luego que empezó la lluvia, nos tocó encerrarnos en la casa, comimos y nosotros seguimos bebiendo. Ella estaba con Bere quien le pidió que la acompañara a ver una película. No podía evitar mirarla de lejos, la bese y juro que me la quiero volver a comer a besos, quedé con mucha hambre de ella. Su boca, su lengua...su piel.

Recce trae su guitarra y empezamos a cantar, no hay nada como estar borrachos con mis primos y tener una guitarra.

Ella viene y ríe de nuestras ocurrencias, Bere se sienta a su lado y ambas se abrazan y cantan con nosotros. Nos reímos y las cervezas siguen pasando, yo ya ando con el gracioso a mil.

Luego le quitó la guitarra a Recce y soy yo el que canta. Recuerdo la canción que me escuchó cantar en el despacho de mi abuelo, y la canto otra vez, veo que canta conmigo y sonrió.

Estoy borracho lo sé, por que la tome de una mano y la lleve hasta un pasillo de la casa, ella estaba apoyada en la pared y me miró.

Traía un top sin mangas con un short, las pecas de sus hombros y pechos se podían ver tan bien.

— Mi pequeña pecosa — le susurro y paso mis dedos por su piel bronceada.

— ¿James qué haces? — me dice mientras ríe.

— Shhh — pongo mi dedo en su boca — no quiero que nos escuchen — acaricio su boca y ella muerde su labio, Olivia me provoca — me haré adicto a tu boca.

Le tomó el rostro con una manos y pasó mi lengua por su boca, luego muerdo su labio inferior. Con mi otra mano la pego de mi poniéndola en su espalda baja. Ella sube sus manos en mi pecho. Olvia abre su boca y sale un gemido mientras mi mano baja a su trasero y lo aprieto, mi lengua explora su tibio interior.

— James... — susurra apartándose de mí y yo la pego mas apretando su nalga

— Quiero hacerte mía, pequeña — le digo y ella baja una de sus manos y aparta la mía que sobaba sus shorts.

— No James... — me dice y vuelve a separarse y la agarró por la cintura.

— ¿James qué crees que haces? — La voz de mi madre me hizo soltarla de golpe.

— ¡Carajos mamá!, ¿porque nos asustas? — le digo y veo como ella agarra a Olivia por un brazo y la aparta de mí.

— ¿Qué crees que estabas haciendo James? — dice ella y yo ando con las cervezas en mi cabeza

— Tengo que decir que nos estábamos besando hasta que tu llegastes — digo y miro la cara de mi madre, estaba molesta.

— ¡Estás irrespetando a Olivia en nuestra casa! — dice en un tono muy alto que me molesta.

— Mierda, mamá deja el drama — le digo y ella me lanza un golpe que esquivo — somos novios, solo nos besamos.

— ¿Solo nos besamos? — repite — vi como dijo que no y tu seguias, ¿que falta de respeto es esa James?

— ¿Hm? — ¿Ella me dijo que no? ¿cuándo? creo que la borrachera no me dejo entender lo que ella decía.

— Olivia no vino para que la trates así James, ¡respetala! — me reclama y yo la miro, luego fijo mis ojos en Olivia, está apenada.

— Lo siento — digo y me voy.

Mierda, creo que tomé mucho y tener a Olivia cerca me ha puesto algo ansioso. Me fui a dormir, sintiéndome un imbécil.

Me despierto con una resaca de los mil demonios y con la cabeza que me martilla del dolor.

Cuando salgo del cuarto. Ella ya estaba ahí despierta. Estaba con un suéter ancho tejido que mostraba uno de sus hombros, sentada en una de las sillas de la terraza con los pies sobre la silla al lado y en la mano una taza con café. Cuando me vio se acomodó en su silla, fui a sentarme en la silla frente a ella, posé mi cabeza en mis brazos, no aguantaba el dolor de cabeza.

— Buenos días pequeña — le digo y la miro con un ojo abierto y el otro cerrado, aunque estaba nublado la luz me molestaba.

— Hola, ¿cómo te sientes? — me dice.

— Imagino que mal de tanto que tomastes anoche — habló mi madre y siento que grita.

— No hables tan duro, por favor — le pido y cierro los ojos.

— Tus primos ni se levantarán hoy — dice y me pone una taza de café frente a mi

— No se quien soy, no sé qué hago aquí... — escucho la voz ronca de Connor.

El hace lo mismo que yo, apoya su cabeza sobre sus brazos.

Luego veo aparecer a Recce, todo despeinado y con mi celular en la mano.

— No ha dejado de sonar. — me lo da y luego se desaparece otra vez.

Miro y tengo varias llamadas perdidas de mi tío Henrry, me levanto mientras tomo mi taza y me alejo de todos, me apoyo de la baranda de la terraza. Le marco.

— ¿James? — la escucho y me aclaro la voz

— Si tio.

— Están disfrutando mucho, he visto fotos de mi pequeña, está feliz — me dice y la miro, habla con Connor que parece un cadáver con la cabeza sobre la mesa.

— Si, la está pasando bien — su beso es una de las cosas que recuerdo, y como si ella supiera me mira mientras toma su café, yo hago lo mismo.

Le sonrió, ella mira hacia otro lado y la veo sonreír mordiéndose el labio. Mira su café y luego a mí.

Me gusta ese juego de miradas de Olivia.

— Me alegra James, eso quiero para mi pequeña, que este bien contigo — dice.

— No me está costando mucho hacerlo, yo también estoy bien con ella — le confieso.

— Quiero que aproveches este momento para decirle que la boda será en dos semanas — ¡¡¿QUE CARAJOS?!! ¿Mi tio me quiere arruinar el fin de semana con Olivia?

— Tio ¿no es muy apresurado? — le digo y la miró reir. Algo estupido que le dijo Connor, seguro.

— No lo es James, quiero que cuando lleguen ella empiece a preparar todo para el matrimonio, — dice y yo suspiro frustrado — Si esta estupida tormenta nos lo permite, haremos todo en el Jardín de la mansión, como le hubiera gustado a su madre.

Le doy la espalda, no quiero que me vea, no se como hacer sin arruinar todo con ella.

— Tu madre ya está al tanto de todo, hable con ella temprano y se ocupará junto con Olivia de los preparativos — sigue el — me entendistes ¿cierto?

— Si, señor — contestó

— Y deje en tu casa un regalo para ti, es para que dejes de pasear a mi Olivia en ese auto de carrera que tienes — ¡ay no, mi Civic!.

— Tió sobre eso, es mi auto, yo...

— James, es un regalo. — me interrumpe — Quiero que lo uses para estar con ella, si quieres usar el tuyo para otras cosas esta bien, hazlo, pero no me gustaria ver mas a mi hija contigo como si estuvieran en una carrera de auto, te lo pido.

— Ok, lo que usted diga — el dolor de cabeza no me deja pensar con claridad pero ya estoy cabreado por lo de mi auto.

— Los espero mañana — me cuelga y me quedo viendo el mar y con una sensación, de que esto en verdad no se como manejarlo.

— ¿Pasó algo? — Ella está a mi lado, y yo la miro tratando de que no se me note.

— No, todo bien — miro mi celular, el tapiz es la foto de mi auto. Lo guardo en el bolsillo de mi short.

— No parece que estes bien — insiste ella, y le sonrió con expresión de dolor

— Resaca, pequeña. — le acarició la mejilla y ella sonrió — ¿dormiste bien? o Bere no dejo de hablar en toda la noche

Rie.

— Si, dormimos — mira el mar — ¿hoy nos quedaremos aquí? creo que va a seguir lloviendo.

— No, hoy iremos al pueblo un rato — miró hacia donde aun sigue Connor, ahora tiene la cabeza hacia atrás con la boca abierta — esperemos que los idiotas sobrevivan.

Ella vuelve a reír y yo suspiro. Se que cuando le diga, estará furiosa, pero...

Serás mi esposa en dos semanas, pequeña.

La Pequeña HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora