38.Paz

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No deje de llorar durante todo el camino a la casa de los Harrison, cuando llegamos no quería ni salir.

— ¿La señora quiere que la lleve de nuevo a su casa? o ¿se quedará aquí? — me pregunta Manson el chofer de James.

— Disculpa, me bajaré — le digo y él me ayuda a bajar, respire profundo y antes de abrir la puerta vi a Recce, estaba en la entrada

— ¿Olivia? — dice yo no quiero que vea que llore — imagino que mi querido primo, hoy tampoco dormirá aquí.

— Tiene mucho que hacer — le respondo mientras trato de abrir la puerta pero la cerradura está atascada.

— Ven, te ayudo — me dice y él trata de abrirla hasta que lo logra — es un truco viejo — ríe y yo trato de reir también pero no puedo.

— Señora ¿todo bien? — no note que aun estaba Manson esperando, imagino que entre.

— Si, si Manson gracias, puedes irte — le digo pero el hombre está parado ahí sin moverse y mira a Recce.

— Vaya, ¿te puso guardaespaldas? imagino que no quiere que nadie se te acerque — Recce sonríe y yo lo miro, pero de repente su sonrisa se borra.

— Recce, es mejor que te vayas, no quiero problemas — le digo.

— ¿Te hizo llorar? — hizo caso omiso a lo que le dije y su mano trató de acariciar mi cara y me aparté.

— ¡Vete Recce! — le digo y entró a la casa pero él no me lo permite cerrar la puerta, porque mete su pie

— Sabes Olivia, el debe ser un gran imbécil para hacerte llorar, se lo advertí. Y si sigue asi te perderá, y yo estaré aquí — dice eso y saca el pie y lo escucho saludar a Manson al pasar a su lado

— Tranquilo, — le dijo — dile a tu jefe que llegó bien, que yo la cuide — escuche eso y suspire.

No se que se trae Recce con eso que me dijo.

Otra vez me fui sola a la cama, y no lo negaré, pero esa noche extrañe mucho más a James.

Teníamos que ir a los bancos, así que esa mañana él estuvo temprano y me esperó, pero mientras bajaba logré escuchar a mi tia discutiendo con él.

— Tu debes dormir con tu esposa, ¿que es eso de dejarla sola sin que ella sepa dónde estás?

— Ella sabe donde duermo, estoy en nuetra casa, solo que no está lo suficiente cómoda para que ella esté allí conmigo — le responde él

— Pues, quedate con ella aquí, a su lado.

— ¡Mamá ya! — dice él y voltea cuando me escucha llegar.

— ¿Olivia, cariño, estás bien? — mi tía Abigail va hacia mi y yo la miro y trato de sonreír con la boca cerrada.

— Estoy bien, tía — le digo y lo miró, él no se ve muy bien. Yo aparto mi mirada y sigo.

— ¿Por qué no desayunan antes de salir? — dice mi tía.

— Tranquila madre — el me toma por la cintura y yo le aparto la mano, sin que mi tía lo note,

Manso me abre la puerta, y me mira. Se que le dijo que Recce estuvo anoche.

— ¡Buenos días señora! — me dice

— Buenos días Manson, ¿ya le informó al señor lo de anoche? — le digo y veo que traga seco.

— Si ya me lo dijo — habla James detrás de mí.— la próxima vez yo te traigo, y veo que llegues bien! Para que Recce no ande diciendo que te está cuidando — dentro del auto lo veo que se arregla el traje — me estoy cansando de las estupideces de mi primo.

La Pequeña HerederaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora