Capítulo 3

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Sus pasos apresurados resonaron por toda la casa mientras avanzaba entre los pasillos. Estaba respirando de forma ligeramente irregular aunque no se sintiera agitado. Era el enojo en su pecho causando estragos en el resto de todo su cuerpo.

Abrió la puerta de la oficina de HyoRi de un portazo, ganándose la atención de los presentes. Casi todos los habitantes de la casa estaban allí, salvo por Yang Yang quien había salido a dar un paseo nocturno hace menos de una hora.

Observó a todos con molestia, enojado de no haber sido convocado. Avanzó de forma arrolladora hasta el escritorio, esquivando a Jeno cuando trató de detenerle. Estaba tan molesto. Golpeó sus manos sobre la madera, mirando directamente hacia HyoRi. La mujer parecía molesta por su intromisión pero quizás hasta entretenida de su manera de actuar.

— ¿Qué es lo que saben? ¿Dónde está?

Había escuchado durante el mediodía qué esperaban una llamada de los lobos, quienes eran los responsables de buscar al infeliz de Ren Jun. Podían cubrir más espacio al ser más... pero no confiaba una mierda en esos tipos. Ya habían demostrado no servir en lo absoluto en un pasado ¿Cómo podía confiar en que ahora ellos si podrían hacer algo?

Cuando no supo nada al respecto, simplemente había creído que los lobos no se comunicaron pero, en cuanto se dio cuenta que esa maldita casa estaba muy silenciosa, supo que algo no estaba bien.

Estaba furioso de que no le hubieran llamado por igual.

— Recuerda a quien le estás hablando, Na. — HyoRi dijo en un tono falsamente amable antes de recostarse ligeramente en su silla. — No hay noticias del cazador. Se le ha perdido el rastro. Tenemos contactos en fronteras, no ha salido del país. Al menos no de manera legal. Es muy probable que Sirio tenga sus formas de mover a sus miembros bajo el radar para no ser detectados.

— ¡¿Por qué siguen sin decirle nada a la policía?! — Sus dedos se clavaron en la madera, rompiendo la superficie dejando abolladuras en la mesa. — ¡Ellos tienen más formas de poder encontrarlo!

— Este no es un asunto que les interese a la policía. — Los ojos de HyoRi parecieron oscurecerse por un segundo.— El cazador se metió en asuntos de mi raza. Nosotros somos quienes vamos a buscarlo.

— ¡Y una mierda! ¡Mis padres eran humanos! ¡Ustedes están todos aquí sentados con tranquilidad pero fuimos nosotros quienes pagamos por sus crímenes!

No era bueno controlando muchas cosas desde su conversión. Las emociones se volvían muy volátiles y la fuerza que tenía lo había hecho romper varios objetos a este punto. Otra cosa que aún no controlaba era la presencia de sus colmillos, estaba seguro de que se los mostraba como una amenaza ahora mismo a la mujer frente a él.

Pero no podía importarle menos.

Quería romper todo en ese cuarto. Cómo cuando le dijeron que dejaron a la policía fuera de todo aquello. Maldición, tuvieron que pagar un enorme soborno para que no se vieran involucrados. Eso sólo le molestaba más.

HyoRi no había mantenido a los policías fuera de la situación porque creyera que no era asunto de humanos, debido a que existían cientos de vampiros trabajando en el mismo oficio. Tampoco lo hizo para no armar un revuelo. Había escondido todo bajo la alfombra para tratar de sanar su ego herido de que el chico se les haya escapado.

Pero la verdad era que ahora tenía una mejor pregunta en su cabeza ¿Siquiera trató de encontrarlo en algún momento?

Sintió como es que Haechan sujetaba suavemente uno de sus hombros, tratando de alejarlo del escritorio y de su madre. Sabía que estaba tratando de evitar una pelea que pudiera ponerse fea muy rápido. HyoRi podría partirle el cuello en un santiamén pero eso no le generaba temor.

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora