Capítulo 17

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La manada de Seo tenía un aroma particular. Más allá del de perro mojado, por supuesto. El olor de la madera siendo quemada siempre flotaba en el aire debido a las enormes fogatas que usaban para alumbrar la zona central. No era como si carecieran de luz eléctrica pero, según el propio Johnny, preferían algo más natural. Sin contar que las noches en el bosque eran algo frías. Pensaba ello mientras cruzaba por lo que era la especie de plaza que se encontraba en medio de todo su territorio y que era rodeada por diversas casas de madera. La luz anaranjada le daba al lugar cierta energía acogedora y rústica.

No habían negocios hasta donde sabía en la manada. Al menos dentro del territorio. Cultivaban su comida o la cazaban por su cuenta. Lo que fuera extra, lo conseguían en la ciudad. Tenían allí un par de tiendas aunque no sabía dónde. Sólo conocía de que se trataban de lugares donde vendían algunas cosas útiles para lobos. Medicinas que si fueran apropiadas para ellos, artículos para sus ritos o tradiciones, incluso algo que llamaban supresores de aroma. Todo bajo la fachada de un sitio holístico. Sólo tenías que pedir todo de manera adecuada para no llevarte una pequeña bomba de energía limpiadora con aroma a lavanda.

De cierta forma le resultaba gracioso pensar que podría haber estado en contacto con lobos desde mucho antes de saberlo. Había tenido una pequeña fase en su adolescencia en la cual había amado llenar su habitación y la casa con el aroma de los sahumerios. Sonrió pensando en un Jaemin mucho más joven buscando entre las cosas de la manada Seo en alguna tienda. Si realmente fue un cliente, esperaba haber sido uno muy molesto. Como para equiparar lo irritante que el alfa podía ser.

Pasaron al lado del fuego ardiendo y crepitando. El sonido era ligeramente relajante pero eso no quitaba lo tenso que se sentía. Tomaron la dirección de la casa del alfa pero no entraron a ella. Solo avanzaron un par de metros más hasta una vieja cabaña reforzada. El enorme lobo de pelaje en diversos tonos cafés apareció frente a ellos, viéndose majestuoso. Era intimidante, al menos cuando lo veías por primera vez. Tenía la misma altura que Yang Yang en su forma animal pero con una bestial cantidad de músculos extras.

Ignoró deliberadamente a Yukhei mientras este volvía a su forma humana. No estaba de humor como para ver tipos desnudos frente a él y menos de ese imbécil. Sabía que fue otra victima como él pero no podía borrar el rencor tan fácilmente. Sólo siguió su camino y abrió la puerta de la cabaña.

El cuarto apenas estaba iluminado por la luz de dos velas. Los tonos amarillos/anaranjados brindaban cierta clase de calidez al lugar e iluminaban escasamente al cazador encadenado en el cuarto.

Ren Jun le miraba con una sonrisa torcida mientras sujetaba uno de sus costados con su mano ¿Le habrían roto una costilla? Esperaba que sí.

Llevaba un viejo grillete algo oxidado en el cuello que le mantenía en su lugar. La piel de la zona estaba enrojecida y lastimada por la constante fricción. Era entretenido de ver. Si hubiera sido un animal quien estuviera en las mismas condiciones lo habría considerado cruel. Ahora solo pensaba que era poco. Incluso si el loco no se veía nada bien. Había escuchado de los baños con agua helada en la intemperie, la escases de comida que le daban y que Irene lo uso de saco de boxeo tratando de obtener algo de información. No parecía tener mucho éxito en ello aunque apostaba a que la loba se divertía en cada intento.

— Hasta creí que me habías olvidado. Unos días más sin verte e iba a llorar. — Este habló con sus labios resecos y partidos, sonriéndole aún como un loco.—

No cayó en su juego, simplemente tomó una silla que estaba en un rincón y la movió hasta el centro de la sala. Se sentó en ella, cruzando sus piernas y brazos para mirarle durante unos segundos. La puerta fue nuevamente abierta y pudo distinguir a Johnny entrando. Yukhei no lo haría. No sabía si por su propio orgullo herido o si eran órdenes directas de Seo debido a su falla. 

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora