Capítulo 19

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Se removió un poco incómodo en la cama, tratando de alargar su sueño aunque su cuerpo comenzara a resentirse de estar en la misma posición por varias horas. Gruñó ligeramente, molesto por no querer despertar hasta que reconoció el aroma que estaba rodeándolo. Abrió sus ojos de forma desmesurada y se sentó en la cama. Miró a su alrededor, reconociendo el cuarto de Jeno y recibiendo los recuerdos de la noche pasada. Apretó sus labios y arrugó las sábanas entre sus dedos sintiendo la vergüenza llenarlo.

Había sido tan patética su escena.

Se maldijo a sí mismo antes de salir de la cama. No había nadie más allí. Jeno parecía haberse ido hace ya tiempo y, por lo que podía ver a través de las ventanas, era posible que estuvieran cerca del mediodía. Carajo, en verdad había dormido mucho.

El piso estaba frío debajo de sus pies descalzos, lo cual le daba escalofríos. Se apresuró en salir del cuarto, queriendo darse una ducha para quitarse su aroma de encima y despejar su mente. Sin embargo, apenas dio un paso fuera, se encontró con un par de ojos de alguien que venía bajando las escaleras.

— Oh…

Su Ji lo miró entre asombrada y confundida. No tenía que verse al espejo para saber que era obvio que todos notarían que recién estaba despertando. No sabía si le molestaba o apenaba que se enteraran de donde había pasado la noche. Tampoco deseaba que se hicieran ideas equivocadas. Únicamente había sido un momento de debilidad creado por su mente traicionera.

Trató de ignorar a la mujer aunque ella parecía extraña. Sudaba y apretaba con fuerza el barandal de las escaleras. La miró sólo por un segundo antes de querer seguir el rumbo hasta su propio cuarto.

— Sabes, no se lo diré a nadie… sólo si me das una mano ahora. — Su voz fue extraña, contenida y afligida. Parecía que apenas pudiera estar respirando mientras sostenía su vientre con la mano libre. —

— ¿Qué quieres? — Preguntó tosco, cruzándose de brazos.—

— Busca a Taeyong, algo anda mal. — Apenas fue un hilo su voz, pareciendo aguantar un grito. — Oh mierda…

Las piernas de la mujer flaquearon y, antes de que cayera por las escaleras, Jaemin le sostuvo entre sus brazos. No pesaba demasiado a pesar de que su vientre estuviera algo grande ya ¿Cuánto tiempo se suponía que tenía?

No supo muy bien qué hacer, corriendo hacia el piso superior donde sabía que la mujer se quedaba. Apenas pudo oír cuando ella le indicó su habitación y entró a las corridas para dejarla sobre la cama.

El verdadero problema llegó cuando tuvo que buscar la habitación de Taeyong y Ten. Eran demasiadas puertas y jamás le había tomado importancia saber en cuál dormía cada quien. Eso le llevó a comenzar abrir los cuartos de forma aleatoria.

Mala elección cuando vio a Taemin apenas con una toalla cubriendo lo indispensable debido a una reciente ducha. Sólo cerró de un portazo, no queriendo oír lo que este fuera a decirle. Se topó también con el cuarto de Ji Eun aunque agradecía que este estuviera vacío y, casi al final, llegó al deseado.

No se salvó de otro momento incómodo que le recordó aquel primer día que estuvo en esa casa. Ten estaba sentado sobre el regazo de Taeyong con lo que parecía ser sólo una larga camiseta. El vampiro lucía como si estuviera a punto de morder su cuello mientras se encontraban en el sofá. Claro que su abrupta entrada les sobresaltó a ambos.

— ¿Qué rayos haces aquí? — El mayor de los tres pareció sisear casi como una serpiente, evidentemente molesto por la interrupción. —

— La mujer… Su Ji. Algo está mal con el bebé. — Pronunció de forma atropellada y deseando poder ser comprendido. —

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora