Capítulo 39 (Final)

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Ver su hogar arder en llamas fue lo último que necesitaba para finalmente decir adiós a muchas cosas. Su familia entre ellas. Con un bolso cargado con algunas prendas, su teléfono y unas cuantas fotografías de su niñez, dejó atrás todo lo que una vez le fue conocido.

Ignoró el llanto de Haechan pidiéndole que se quedara cuando subió a su auto para irse. Seo y sus lobos se habían acercado para ofrecerles un lugar donde quedarse esa noche. Jeno no tomó la propuesta. No quería seguir en el mismo sitio que ellos.

Pasó una semana entera en un hotel a solas, ignorando las llamadas de su familia mientras buscaba un sitio donde vivir. Le fue bastante complicado. No importaba que estuviera dispuesto a pagar la renta de tres años por adelantado, parece que las fotos de su dramática y sangrienta salida del Consejo tras el juicio se habían viralizado. Nadie estaba muy abierto a acoger un posible psicópata.

Vaya que, sin siquiera intentarlo, había logrado conseguir una reputación mucho peor que la de cualquiera en su familia. Irónico después de haberla cuidado tanto durante años.

Finalmente, con un sujeto que lucía más como un proxeneta de algún barrio de mala muerte, había tenido la suerte de obtener un sitio donde vivir. Al tipo no le interesaba mientras pagara la enorme suma de dinero que pedía. Estaba seguro de que si husmeaba un poco en la vida de alguno de sus vecinos encontraría un puñado de crímenes que llenarían expedientes completos. 

Yuta no tardó en encontrarlo y, aunque nunca se acercaba, siempre permanecía cerca. Una constante vigilancia impuesta para asegurarse de que no fuera a saltar a las vías del tren en cualquier momento.

Si no lo había hecho era porque creía que eso sería una salida fácil y en su corazón sentía que merecía pagar con su sufrimiento todo lo que causó.

Fueron tres meses en los que no habló con ninguno de sus hermanos. Y pudieron haber sido más de no haber encontrado a un desesperado Haechan esperando por él, dormido contra la puerta de su apartamento.

No respondió a su abrazo cuando el menor le rodeó con fuerza, suplicándole que regresara con ellos o que al menos respondiera sus llamadas.

—No tengo motivos para hacerlo. — Habló mientras le alejaba, apartándole de forma brusca para poder sacar sus llaves. —

—Jeno, por favor. — La última palabra se quebró a la mitad. —

No aceptó esa súplica pero dejó la puerta abierta tras de él para que pudiera entrar. Suponía que de todos ellos, Haechan o Taeyong podían ser las visitas menos desagradables que podría tener.

—Estamos viviendo en un penthouse en Gangnam. — Haechan habló temeroso. — Pero solo durante un tiempo. Jaehyun y Doyoung se marcharon a su propio sitio. Taeyong y Ten se mudaran a una casa propia en unos días. Una cabaña. Necesita arreglos. No esta muy lejos de donde nuestra casa estaba. Ten aún tendrá acceso al bosque y Yang Yang decidió quedarse con Seo. — Un suspiro tembloroso salió de sus labios. — Taemin mandó a derrumbar los restos de la casa y habló hace meses con un arquitecto. Tiene los planos para un nuevo lugar ya. Podremos regresar a nuestro hogar.

Golpeó con fuerza la taza en sus manos contra la encimera al oír sus últimas palabras. La cerámica rompiéndose en pedazos, incrustándose en sus manos y el té derramándose por el suelo. Notó el sobresalto de Haechan a sus espaldas.

—Ese no será mi hogar nunca. No tengo uno.

—Jeno… te extraño. — Esa voz, el mismo tono que siempre evidenciaba que estaba a punto de llorar. — Todo se ha ido al desagüe. Necesito a mi hermano.
—Tengo mis propias necesidades. — Respondió con amargura mientras juntaba los trozos rotos. —

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora