Golpeaba suavemente sus dedos al ritmo de la música sobre la madera barnizada de la mesa. Sus ojos seguían a las personas que era capaz de ver a través de la ventana. El sol brillaba con fuerza y hacia de aquel día uno hermoso. Todos parecían de un muy buen humor, por desgracia él era una excepción. Desde que regresó de la manada de Seo, hace casi dos semanas, que se encontraba pensativo. Su mente daba vueltas y se enredaba en un mismo punto sin parar.
— Asustarás a alguien si sigues con ese rostro. — Yuta habló desde su lugar frente a él. — Pareces un loco ideando una masacre.
— Se atreve a decirlo el tipo que luce como un matón.
Más que acostumbrado a sus respuestas toscas o ácidas, el japonés se rio. Como le gustaría saber qué clase de cosas de verdad le molestaban para poder decirlo o hacerlo. Ansiaba poder sacarlo de sus casillas. Lo único que podía intuir que le resultaba tan molesto como un grano en el culo era ser su niñera y eso ni siquiera era su petición así que no contaba.
— ¿Por qué estamos aquí, Jaemin?
— Necesitaba ocupar mi mente en algo. Venir aquí se vio como una buena idea para pensar en otra cosa por el momento. — Dijo mientras observaba a su alrededor.— Al menos lo creí así.
La cafetería era linda, pero nada del otro mundo. Con paredes de un azul muy claro, algunas plantas decorativas falsas y gran cantidad de pequeñas luces que simulaban estrellas. Las mesas estaban colocadas de forma perfecta y el aroma a café llenaba el lugar. No supo qué estuvo esperando del establecimiento, quizás un montón de carteles en contra de los vampiros o similares. Todo era normal.
Fue capaz de ver a Jung Wheein ir y venir por el mostrador para luego desaparecer tras una puerta a la trastienda. Era una mujer hermosa que apenas debía de haber llegado a los cuarenta. Compartía el peculiar detalle de los hoyuelos con su hermano, aunque no era capaz de ver algún otro parecido. El cabello rubio caía hasta sus hombros y el vestido bohemio que llevaba acentuaba su belleza. Lucía como una persona amable, al menos por como atendía a sus clientes.
Se distrajo de nuevo cuando trajeron el expresso doble que ordenó minutos atrás junto a la gran tarta de coco que Yuta había pedido. Apenas miró al mesero mientras dejaba todo en la mesa, quien le dirigió una pequeña sonrisa antes de volver sus ojos a su tarea. Jaemin, por su parte, volvió a contemplar a las personas pasar del otro lado del cristal.
Escuchó la suave risa del japonés frente a él y luego los pasos apresurados del mesero al irse.
— ¿Qué es tan gracioso? — Preguntó mientras llevaba la taza hasta sus labios dándole un pequeño trago a su bebida.—
— Ese chico ha estado tratando de coquetear contigo desde que llegamos aquí y tú apenas le has visto. Tenía una cara de cachorro apaleado cuando se marchó. Hasta te dejó una bonita galleta extra que no pediste. — Yuta volvió a reírse. —
Jaemin bajó sus ojos hacia la mesa y notó finalmente la gran galleta con chispas de chocolate. Suspirando, la empujó con cuidado en dirección al japonés. No estaba de humor como para cosas dulces y tampoco le interesaba si trataban o no de ligar con él. No era su problema y tenía cosas más importantes en las cuales pensar.
Su mente siguió trabajando mientras bebía su café. Los pensamientos se enredaban por momentos y luego todo se aclaraba como si se tratara de magia antes de volver a enredarse. Era una mierda confusa.
Pudo sentir al muchacho volver al menos otras dos veces para preguntarles si necesitaban algo más. No volteó a verle siquiera, dejando que su acompañante se hiciera cargo de ello. Sólo podía conceder que el chico debía de tener coraje para estar viniendo tanto a su mesa cuando tenía a un sujeto con cara de psicópata en ella.
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Bloody Tears
Fanfiction¿Qué era lo que hacía que la vida tuviera sentido o valiera la pena? Jaemin no lo sabía. Si alguna vez creyó saberlo, en su actualidad de sentía tan iluso. Nada tenía verdadero sentido. Sólo sabía de su dolor y odio. Lo único en lo cual podía conce...