Capítulo 16

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Se removió un poco incómodo en su lugar. El cuello del saco rozaba contra su piel y le picaba. Miró la copa en su mano, el champagne tenía un buen sabor. Dulce y ligero. Como le habría gustado poder emborracharse o al menos estar un poco afectado por el alcohol como para que la situación no le fuera tan tensa. Después de todo lo que había pasado en reuniones con vampiros, odiaba estar en sitios con muchos de estos.

Aunque ya no era un humano, no iban a hacerle daño.

Sin embargo, ahora era un objeto de mucho mayor interés que antes de ser transformado. Cientos de personas asistieron a la fiesta de cumpleaños de los mellizos y al menos un tercio parecían estarle mirando a todo momento. Como le gustaría ser exagerado pero era cierto. Claro que no eran obvios, solo le observaban de reojo mientras seguían hablando con el grupo en el que estuvieran.

No le gustaba ser el receptor de grandes focos de atención. Al menos no en situaciones como aquella. Era incómodo. Sabía que no debía haber asistido. Fue una mala elección pero horas atrás creyó que podría serle de alguna clase de utilidad. Ni siquiera tenía ropa apropiada para el evento y tuvieron que prestarle algo. Eso sólo le inquietaba aún más, el aroma de Jeno seguía impregnado ligeramente en la chaqueta laboriosamente trabajada y adornada.

Su vida era mejor cuando no era capaz de distinguir esas cosas.

Se terminó su copa de un solo trago y escondió su mano libre dentro del bolsillo del pantalón para que nadie pudiera notar que le temblaba. Suavemente se apoyó contra una de las paredes. Estaba alejado de la mayoría, manteniéndose en el mismo rincón hace al menos una hora.

Siendo objetivo, la fiesta no era tan mala. Claro, si ignoraba el hecho de que parecía más alguna clase de evento corporativo que una celebración. Podía apostar a que se debía a Ji Eun. Si su mellizo hubiera organizado aquello habrían, como mínimo, un par de bailarinas exóticas haciendo un show en jaulas colgadas desde el maldito techo.

Claro que eso no sería muy apropiado para la imagen que la familia se empeñaba en tratar de mostrar, aunque nadie se lo creyera.

Por otro lado, agradecía no ser el único foco de atención. Los que no estaban pendientes de él se encontraban mirando a Su Ji. Él debía de admitir que la mujer era hermosa y el vestido azul de seda la ayudaba a resaltar aunque fuera muy sencillo. Su vientre apenas podía notarse. Sin embargo, parecía algo incómoda en su lugar y no sólo por los enormes tacones que llevaba, sino porque no parecía encajar en ningún sitio.

Trató de recapitular en su memoria. Ella y Ji Eun fueron amigas por años, incluso después de que la relación que mantenía con Taeyong se rompiera. Compartían el mismo círculo de amistades, que debían de estar en la fiesta, pero nadie parecía acercarse a la mujer por más de dos minutos ¿Fue rechazada por todos o nadie se atrevía a acompañarla por temor a enojar a la anfitriona? No era un secreto que la única hija de Hyori ya no estaba en buenos términos con la menor de los Bae.

Ni siquiera Taeyong estaba muy al pendiente de la mujer. El vampiro se acercaba de vez en cuando, hablando por lo bajo y, luego de que ella sonriera de forma brillante, se marchaba. Por lo general, mantenía a Ten a su lado. Quien era deliberadamente ignorado por la mayoría de los invitados. Eso sí era algo que parecía irritar al vampiro. Tuvo que admitir que fue un poco gracioso el notar que este, enojado, dejaba con las palabras en la boca a quien fuera que no se tomara al menos la cortesía de saludar al lobo cuando se encontraban. Él sólo se marchaba, manteniendo un firme agarre en la cintura de su pareja. Chittaphon ni siquiera lucía molesto, era probable que estuviera acostumbrado a esos desplantes.

Dejó la copa vacía en la charola de uno de los meseros para tomar otra llena en su lugar. Detalló por tercera vez el salón. Si no supiera que era una fiesta de cumpleaños, habría apostado a que se trataba de una boda. Las flores blancas adornaban el lugar junto a enormes candelabros con luces demasiado brillantes. Algunos adornos plateados centellaban ligeramente. Habían mesas con elegantes manteles y costosos arreglos florales de impolutos pétalos blancos que parecían costar más que toda su ropa combinada.

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora