Durante sus años conviviendo con sus hermanos Jeno había aprendido un par de cosas. Jamás te niegues a dejar que Ji Eun te use de muñeca viviente para vestirte. Eso era tiempo perdido, ella siempre ganaba. No te metas en la habitación de Taeyong sin tocar su puerta y esperar el tiempo suficiente como para que este junto a su pareja pudieran vestirse. Haechan no podía comer ninguna fruta sin antes haberla lavado al menos tres veces por un documental que vio cuando era un niño.
De Taemin había aprendido a que nunca traía buenas noticias cuando tenía una particular expresión en su rostro. La misma que llevaba aquel día cuando entró a la sala de juegos con el cabello sujeto en una desordenada coleta baja y una sudadera que su melliza consideraría un crimen a la moda.
Habían estado tranquilos… en términos de que una pelea seria no se había desatado aún. Yang Yang y Haechan llevaban al menos media hora discutiendo sobre si el lobo hizo o no trampa en el videojuego que habían estado jugando. Ni Jeno ni Jaemin podían entender muy bien como alguien pudiera hacerlo en un juego de fútbol, pero ambos se quedaron en silencio mirando a los otros discutir. Era entretenido.
O al menos así había sido hasta que el mayor de los hermanos Lee había entrado con su rostro serio. No pidió que se callaran, solo miró a Jeno de forma expectante hasta que este le arrojó un cojín a su hermano menor, deteniendo la pelea absurda. Haechan pareció a punto de levantarse a golpearlo hasta que reparó en la presencia del mayor de todos.
— Muy bien, esto será rápido. — Taemin suspiró mientras se apoyaba contra una de las paredes. — Yang Yang tiene poco más de dos horas para ir a buscar a su enamorado homicida o Seo irá a por él con sus lobos.
— ¿Qué? — El lobo se levantó, su rostro tornándose pálido. —
— Como oíste. El alfa está molesto de que la información se le ocultara a su manada. Así que ahora están solicitando que lo lleven con él. Tu hermano y Taeyong están esperándote en la jeep para ir por él.
— ¿Cómo se enteraron? — Preguntó nuevamente, pareciendo a punto de desmayarse. —
— ¿Cómo se supone que yo voy a saber eso?
Jaemin rodó sus ojos ante la respuesta que Taemin dijo. Dudaba de la veracidad de la misma. Miró a su amigo casi desaparecer en el aire al correr tan rápido como sus piernas se lo habían permitido. Apretó sus labios, nervioso y preocupado por este. No podía estar seguro, pero creía que la situación entre esos dos se había enredado mucho más de lo que consideró en un comienzo. Días atrás había llegado con el aroma del cazador pegado a su piel.
Como nunca, esperaba equivocarse en muchas cosas.
Todos fueron capaces de oír como el vehículo se fue a gran velocidad de la casa. Casi podía imaginar al lobo temblando de los nervios en el asiento trasero y marcando el número de Dejun de forma desesperada.Observó por la ventana, viendo el atardecer dando sus últimos brillos anaranjados. Estarían de regreso cuando ya la noche se mostraría en su esplendor y la luna brillara en lo alto. Si esa mierda realmente era alguna especie de Diosa debía de adorar torturar almas inocentes con destinos tan crueles.
Nada muy diferente que el Dios católico.
Perdiendo los ánimos como para estar allí viendo y teniendo menos aún para ser el compañero de juegos de Donghyuck, dejó la sala de juegos para encerrarse en su habitación. Se paseó por la misma, considerando las opciones que tenía. Se preguntaba que haría Seo con el cazador. Si lo mataría o no. Si consideraría a Yang Yang alguna especie de traidor a su raza. No debía de estar en lo absoluto contento.
Pegó una de sus manos al fino cristal de la ventana mientras veía el patio. Los lobos consideraban esas parejas otorgadas por la luna como algo sagrado ¿Seo acabaría con Dejun a pesar de ello? Aunque le interesaba un poco más la razón por la cual se lo dijeron ¿Qué obtendrían con eso?
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Bloody Tears
Fiksi Penggemar¿Qué era lo que hacía que la vida tuviera sentido o valiera la pena? Jaemin no lo sabía. Si alguna vez creyó saberlo, en su actualidad de sentía tan iluso. Nada tenía verdadero sentido. Sólo sabía de su dolor y odio. Lo único en lo cual podía conce...