El sol estaba demasiado fuerte en lo alto del cielo para ser tan temprano. Dejun maldijo mientras peinaba su cabello con los dedos tratando de apartarse los mechones salvajes de su rostro. Intentaba seguirle el paso al lobo mientras lo guiaba por los pasillos de su universidad. Se le veía contento, contándole algunas historias al azar y saludando a un par de conocidos en el proceso. Era divertido ver como algunos de ellos miraban en su dirección con curiosidad. Yang Yang no ofreció ninguna explicación de quien era cuando le presentó a sus viejos amigos, tampoco le importó. Lo más difícil era contener la sonrisa burlona que quería asomar en su boca cuando notaba la poca discreción en su expresión al analizarle. Todos parecían llegar al acuerdo unánime de que no era adecuado.
Fue aún más entretenido cuando dejó casualmente su mano en la espalda baja del lobo, acercándose un poco más sin ser invasivo pero lo suficiente como para que fuera notado. Los amigos de Yang Yang no fueron discretos al contemplar su acción. Quizás no debería de hacer esas tonterías, pero era divertido y él estaba aburrido. Sabía que parecía que entre ellos había una diferencia de más de diez años. El lobo lucía como si estuviera apenas en entrando en sus veinte. Pero para él no era tan prometedor y, aunque había tratado de mantenerse en el tiempo, el tipo de vida que llevó durante años no le daba mucha tregua. Tenía treinta y dos, no podía esconder ese detalle. Seguro que los chicos frente a él debían de considerar que estaba en los treinta y cinco fácilmente.
Ver su desconcierto y su desagrado por la aparente relación que tenían fue lo más cómico que le pasó desde que había accedido a acompañar al lobo a su universidad. Había parecido un poco apenado en el momento de pedírselo, murmurando algo sobre querer volver a ponerse al corriente con su carrera, que descubrió se trataba de profesorado en ciencias biológicas. Tal parece que, con todo lo que había sucedido el año anterior, había dejado sus clases de forma abrupta. Ahora quería retomarlo y necesitaba un par de papeles junto a unos temarios para presentar exámenes antes del siguiente semestre que ya habían conseguido.
Casi suelta una carcajada cuando una de las chicas cuestionó a su amigo sobre la razón de su desaparición tan repentina y que no haya contestado ningún mensaje en ese tiempo. Lucían angustiados pero fue cómico como miraron en su dirección con sospecha ¿Pensaban que había raptado al chico y encerrado en su sótano ese tiempo? Irónico debido a que realmente fue él quien estuvo confinado en un sitio asqueroso por meses.
Cuando la conversación se redirigió a sobre los temas que tendría que estudiar, se aburrió y comenzó a observar todo sin mucho interés. Estaban en el tercer piso, cerca de unas barandas. Se alejó un poco, apoyándose contra la barrera mientras veía hacia abajo. Algunos jóvenes parecían estresados yendo y viniendo mientras cargaban una gran cantidad de libros. Otros casi como zombies se movían lentamente. Pocos grupos charlaban animadamente e incluso vio a una pareja discutir.
Golpeó sus dedos sobre la barandilla de acero mientras se mantenía pensativo. Ciertamente nunca había pisado un lugar así en su vida. Las instituciones educativas que Sirio ofrecía eran mucho más... toscas. Por no decir que parecían una mazmorra. Sus clases, si podía llamarlas así, se habían tratado de prueba y error. Siendo que cada error era brutalmente castigo. Uno aprendía rápido a no cometerlos por miedo. Pero mucho no le había importado en aquella época. No conocía nada mejor y tampoco tenía alguna opción.
Se preguntó a si mismo que, de haberlas tenido, cual hubiera sido su camino ¿Habría optado por una carrera con títulos universitarios como tal? Hoy se encontraba bien con su estudio de tatuajes y piercings. El Dejun de hace diez años bastante contento con su puesto de cazador de Élite ¿Qué habría pensado su versión infantil sobre lo que hubiera deseado ser de adulto? Solía ver en televisión sobre niños que deseaban ser veterinarios, astronautas, deportistas famosos o cosas similares en sus infancias. Él jamás pensó en esas cosas. Sabía su destino desde muy pequeño. Sus padres no le permitieron doquiera que llegara a tener la mínima idea de un camino diferente.
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Bloody Tears
Fanfiction¿Qué era lo que hacía que la vida tuviera sentido o valiera la pena? Jaemin no lo sabía. Si alguna vez creyó saberlo, en su actualidad de sentía tan iluso. Nada tenía verdadero sentido. Sólo sabía de su dolor y odio. Lo único en lo cual podía conce...