Capítulo 6

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Tener que dar la noticia de que Jaemin se había marchado en algún momento de la noche a escondidas fue, en definitiva, uno de los momentos más difíciles de su vida. Si hubiera podido evitar aquello, lo habría hecho. Pero esconder aquel detalle de su madre hubiera sido imposible. La mujer en algún momento terminaría por darse cuenta de su ausencia y el castigo por ello sería aún peor.

La copa que HyoRi había estado sosteniendo en su mano izquierda se rompió en pedazos tras que escuchara de la huída. Su rostro estoico no demostrando su molestia pero toda su aura la delataba. Estaba furiosa.

Carajo, si encontraban a Jaemin con vida, esa mujer se iba a encargar de matarlo con sus propias manos.
Nadie hablaba, ni siquiera parecían moverse en sus asientos del comedor. Solamente estaban esperando por lo siguiente que ella dijera. Nadie podía defender al neófito. Fueron claros con él meses atrás. HyoRi era la ley y quién tenía la última palabra en todo. Era mejor morir antes que desobedecerla.

No recordaba la última vez que un ambiente tan tenso se había instalado entre ellos.

Su madre poco a poco fue levantándose de su sitio, elegante y refinada cómo siempre pero con ese aura letal que la caracterizaba. Acomodó su falda de un hermoso azul marino que fue hecha a medida por Ji Eun y luego golpeó sus largas uñas negras contra la mesa. Parecía estar meditando sus acciones o palabras, planeando algo en su cabeza.

Sus ojos fríos terminaron por posarse sobre él, seguramente culpándole por lo sucedido. Lo cual, de cierta forma, era así. Era él quien le transformó, por lo tanto se trataba de su responsabilidad. Asustado, se encogió ligeramente en su lugar, cómo un infante que sabía que estaba a punto de ser cruelmente castigado.

— Llama a Yuta. Quiero a ese niño aquí cuánto antes. — Si bien le miraba directamente, sabía que la orden era para cualquiera de ellos. —

— ¿No podemos dejarle tranquilo? — Se atrevió a hablar, aunque podía ver de reojo a Haechan diciéndole que se callara. — Jaemin no estaba sintiéndose bien en esta casa. Puede que sea mejor que se mantenga lejos. Para su salud mental.

— Estamos hablando de un neófito que no sabe controlarse bien aún. — Los ojos de la mujer se tornaron rojos. — Puede hacer una masacre en un segundo si huele sangre y tiene hambre. O atacar a alguien cuando revive el trauma y trata de defenderse de algo que está sólo en su mente.  Y ni siquiera debo de recordarte el problema en el cual va a meternos si habla con alguien más ¿Tengo que recordarte que fue ilegal que lo transformaras? Él no estaba consciente y no había dado su autorización de antemano. — Bajó sus ojos ante el recuerdo. Claro que lo recordaba, ella le había dado una paliza por ello. — Es un peligro para si mismo y para todos nosotros.

— Técnicamente, su conversión fue ilegal mientras pueda probarlo o tenga testigos de ello. — Taemin dejó la copa de la cual estaba bebiendo a un lado para sacar la cajetilla de cigarros del bolsillo de su chaqueta. — En lo que a mí respecta, ese chico llegó hasta aquí consciente y humano. E incluso oí con mis propios oídos que pedía ser convertido para salvarse. Que luego se arrepintiera ya es otro asunto. — Tras que dijera aquello, llevó uno de los cigarrillos mentolados a su boca y lo encendió. —

— El día en el cual propongas hacer o decir algo honesto voy a desmayarme. — Ji Eun rodó sus ojos mientras corría uno de los mechones largos del cabello de su mellizo para acomodarlo detrás de su oreja. —

— Si ya me iré al infierno ¿Qué importa sumar una o dos mentiras al asunto?

HyoRi golpeó sus manos con fuerza en la enorme mesa, causando que la madera se abollara debajo de sus palmas. Algunos se sobresaltaron y volvieron a callarse, atentos a lo siguiente que pudiera decir. La mujer pasó sus ojos amenazantes sobre cada uno de los presentes antes de volver a ver a Jeno.

Bloody TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora