Bloody Tears

Capítulo 5

ACLARACIÓN: Hay algo que creo que confundió a un par de personas o no lo recuerdan bien. Aquí los lobos cuentan con lo que ya ustedes conocerán que es un predestinado. Se refieren a ellos como las personas que la luna les dio.

Con esto voy a que, lo de Jeno en el capítulo 2 diciendo que Ten es a quien la vida le impuso a Taeyong, es por ello. Tae es el predestinado de Ten. Si no recordaban ese detalle, el comentario de Jeno sonaba aún peor.

Solamente pasaba a aclarar ello para que entendieran también ciertas partes de las actitudes de Taeyong y Ten. Ahora sí, Bye. Disfruten del capítulo XL porque me quedó LARGUÍSIMO.

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Golpeaba sus dedos suavemente contra el volante del auto mientras cantaba a gritos la canción que sonaba desde los parlantes. Sus ojos puestos firmemente en la calle mientras esquivaba a algunos autos y las motocicletas. Malditas motocicletas, no sabía por qué era legal que condujeran entre todos cuando eran un maldito peligro.

Aunque puede que tampoco fuera del todo legal que él estuviera en la calle. No tenía permiso de conducir, al menos no en ese país. Pero no era lo importante, sólo tenía que esquivar a la policía si se topaba con ellos. De todas formas, el auto no era suyo. Agradecía poder tomar prestado alguno de los autos de los Lee para no tener que estar encerrado en esa maldita casa. Por un lado, su lobo adoraba la naturaleza y poder correr en su forma animal cuando quisiera. Siempre le ayudaba a despejar su mente. Pero, por otra parte, estar tan lejos de la ciudad era un poco aburrido. No era como si su manada en China hubiera estado ubicada en una metrópolis. Vivían en medio del bosque pero se asemejaban a un pueblo pequeño. Tenía amigos o algo para hacer por las tardes.

Se estacionó frente a la casa de Jisung e hizo sonar la bocina para avisarle que ya estaba allí. Habían quedado en verse para salir un poco y distraerse. Sólo la madre luna sabía cuánto estaba necesitando un poco de diversión sin sentido. Vivir en esa casa del demonio durante tanto tiempo y tratando de sobrellevar todos sus problemas era un maldito suplicio. En definitiva no se hubiera quedado allí por más tiempo si no fuera porque Jaemin lo necesitaba. Ni siquiera por su hermano, aunque Ten había estado necesitando de mucho apoyo en los últimos días. Las discusiones que tenía con su pareja solo iban en aumento.

El humano salió de su casa con una gran sonrisa, subiéndose al auto y casi silbando por este, haciéndole reír. No dudaron en seguir con su camino, poniendo la música más fuerte hasta que los vidrios casi parecían a punto de reventar. Se ganaban un par de malas miradas mientras iban por la calle pero no podía importarles menos. Esa noche era suya y nada más era importante.

Apenas llegaron al bar este estaba malditamente lleno pero habían contado con ello de antemano, Jisung conocía a uno de los malditos guardias de la entrada que parecían gorilas y no tuvo que hacer más que insistir un poco junto a un par de promesas para que les dejaran entrar. El lobo se sintió un poco sorprendido por la enorme estructura, el sitio dentro estaba dividido. El Primer piso contando con la pista de baile y una enorme barra alumbrada con luces azules. Luego estaba el segundo, con vista al primero, que tenía mesas y sillones para poder estar un poco más tranquilos.

Ellos optaron por subir al segundo nivel primero, sentándose en una de las pocas mesas libres tras comprarse unas cervezas. La música era fuerte pero al menos podían escucharse si es que se acercaban lo suficiente entre ellos.

— ¿Cómo ha estado Jaemin? Mark apenas puede decirme algo porque no lo ve muy seguido y tú te empeñas en responderme los mensajes cada milenio. — El humano rodó sus ojos con un poco de molestia antes de beber de su cerveza. —